26/11/2025
A raíz de una sesión hace unos días, en la que trabajamos una situación difícil de ayuda a población desfavorecida a la que mi paciente debía enfrentarse, me he ido quedando con una reflexión.
Y es que hay algo que es común para todos, no importa la raza, la cultura, la edad o el lugar donde vivamos, todos los seres humanos compartimos un deseo y una necesidad universal y profunda: ser vistos, ser escuchados y ser reconocidos.
Esta necesidad trasciende lenguajes y fronteras. Es lo que nos conecta y nos recuerda que existimos en relación con los demás.
En un mundo cada vez más acelerado, donde la prisa y la distracción son constantes, ofrecer nuestra presencia plena se convierte en un acto poderoso.
Muchas veces no podemos cambiar la realidad de alguien de inmediato, pero sí podemos ofrecer algo igual de valioso: atención, respeto y espacio para que pueda expresarse.
🤲 ¿Cómo ayudar desde la presencia?🥰
1. Escuchar sin interrumpir
No para responder, sino para comprender. La escucha genuina es una forma de cuidado que valida la experiencia del otro.
2. Mirar con respeto, no con juicio
Una mirada amable puede derribar barreras y transmitir seguridad. Reconoce a la persona que tienes delante como igual, no como problema.
3. Estar “ahí”, de verdad
A veces basta con acompañar: sentarse a su lado, mostrar interés, compartir silencio. La presencia sin exigir nada también cura.
4. Validar las emociones del otro
Decir “entiendo que te sientas así” o simplemente asentir puede ser un alivio enorme. No siempre hace falta una solución
5. Practicar la empatía cotidiana
Pequeños gestos, un saludo, una conversación breve, una sonrisa sincera, pueden recordarle a alguien que sí importa, que no es invisible.
Ser presencia es un acto de amor humano.
Es reconocer que, independientemente de nuestra historia o cultura, todos necesitamos sentir que existimos para alguien. Y esa simple conexión puede ser el inicio de una transformación profunda.❤️