
18/09/2025
Cambiar de rumbo, ajustar una idea, dejar de insistir en algo que ya no encaja... suele interpretarse como fracaso. Por eso nos cuesta tanto hacerlo.
Pero es al revés.
Lo difícil no es seguir, lo difícil es reconocer cuándo algo ha dejado de tener sentido y tomar decisiones con base en eso.
El mercado cambia. Nosotros también.
Y si un proyecto no se adapta, termina muriendo
Nokia no nació como empresa de tecnología. Empezó fabricando productos de caucho: botas, neumáticos, incluso papel higiénico.
Con el tiempo, entendió que lo que ofrecía tenía que evolucionar. Y se convirtió en una de las empresas más relevantes en la historia de la comunicación móvil.
No por suerte sino por decisión.
Adaptarse no es improvisar.
Es estar atento.
Es leer la realidad.
Y tener el valor de moverse, aunque eso implique cuestionar lo que hiciste hasta ahora.
No se trata de cambiar por cambiar.
Se trata de no seguir donde ya no hay nada que sostenga tu trabajo.