
14/06/2024
Esta publicación no trata de animar a la autoexigencia.
De hecho, se parece más bien a un alivio para uno mismo.
Cuando alguien se pone algún objetivo, no acostumbra a concretar.
- “Quiero hacer más deporte”.
- “Quiero tener pareja”.
- “Quiero cambiar de trabajo”.
Son cosas que escuchamos a menudo, pero no escuchamos:
- “Quiero entrenar a baloncesto 3 días a la semana”.
- “Quiero una pareja que me sepa escuchar, que quiera salir a caminar conmigo y que también quiera tener hijos”.
- “Quiero un trabajo en el que haya promoción interna e incentivos”.
Cuando las metas no son claras, es fácil frustrarse, pues no sabemos si las alcanzamos, o podemos creer que sí, y resulta que no cumple con lo que esperábamos (porque solo era parte de lo que pretendíamos).
Podemos no estar a gusto solamente haciendo musculación, manteniendo una relación en la que no me siento apoyado, o en un trabajo en el que estamos tan insatisfechos como el anterior.
Además de la importancia de definir metas, también es importante definir necesidades.
Si sabemos lo que queremos, también será más fácil pensar en cómo alcanzarlo.