30/10/2022
Me encanta este texto de Jeff Foster:
¿La cualidad más bella de todas en un ser humano, en mi humilde opinión?
La habilidad de escuchar profundamente.
Para escuchar desde la Presencia. Desde la quietud.
Escuchar sin intentar arreglar a alguien, o cambiarlo, o "salvarlo".
La habilidad de permitir que el otro sea exactamente como es.
No dar consejos no solicitados. No darles lecciones sobre la última investigación psicológica o la "más cierta" enseñanza espiritual. No tratar de moldearlos, manipularlos para que coincida con un concepto de quiénes "deberían" ser. No proyectar tus propios traumas - o respuestas traumáticas - por todas partes.
Solo escuchando. Escuchando con una mente abierta y un corazón abierto y un sistema nervioso receptivo.
Permitiéndoles respirar, expresar, llorar, cuestionar, ser completamente únicos, expandirse en el espacio, descubrir su propia verdad.
He conocido a expertos mundiales en intimidad, relaciones y comunicación honesta que no pueden hacer esto.
He conocido a gurús espirituales, a los llamados "maestros iluminados", psicólogos expertos y entrenadores de la vida que son totalmente incapaces de hacer esto.
He conocido a profesores y autores populares en "escuchar desde el corazón", "espacio", "conciencia pura" y "espiritualidad encarnada" que no pueden hacer esto.
Es un regalo raro - la habilidad de permitir que otros sean exactamente tal y como son.
Rotos. Enteros. Tristes. Enfadados. Con miedo. Perdidos. Despiertos o dormidos. Lo que sea.
Para escucharlos con cada fibra de tu ser.
Para recibirlos a través de los sentidos, para escuchar como los animales salvajes del bosque.
Para envolverlos en tu atención fascinada y sin distracciones.
Para envolverlos en una Presencia silenciosa y cálida.
Para hacerlos sentir - en esos preciosos momentos en los que estáis juntos - como si fueran los más queridos de todo el universo.
Cuando sientes este tipo de escucha sagrada con alguien, es inconfundible.
No se puede fabricar.
No se puede falsificar.
Es totalmente raro y santo.
No es nada menos que amor incondicional.
Tu sistema nervioso lo siente y se regocija.
- Jeff Foster