10/11/2025
Tu cuerpo no es un escaparate.
Es un reflejo de tu mundo interior.
Y lo importante no es cómo te ves…
sino cómo te hablas, cómo te cuidas, cómo te tratas.
Hazte estas preguntas:
👉 ¿Como cuando tengo hambre… o cuando me siento vacía?
👉 ¿Uso la comida para nutrirme… o para distraerme?
👉 ¿Qué estoy intentando llenar realmente?
Está bien buscar consuelo a veces. Somos humanas.
Pero cuando eso se convierte en la única forma de calmarte,
ya no estás alimentando al cuerpo, estás intentando anestesiar el alma.
Es como llenar una bañera con el tapón quitado:
por más que pongas, nada se queda.
Y lo mismo pasa con las modas.
No importa cuánto cambies por fuera…
si por dentro no te sientes en casa, nunca será suficiente.
Todas tenemos alguna adicción:
al trabajo, al control, al perfeccionismo, al móvil… incluso al gimnasio.
Y en el fondo, toda adicción —incluso la que parece buena—
es una forma de escapar del dolor.
Y cuando escapas del dolor… también escapas de ti.
Así que si no tienes hambre y comes,
tal vez lo que necesites no sea comida.
Sea presencia, ternura o descanso.
La comida puede tapar emociones…
pero no las resuelve.
Solo las deja en pausa.
Esperando a que te atrevas a sentirlas.