
11/09/2025
El mayor riesgo no siempre es una gran crisis… a veces es la rutina.
Cuando el día a día se vuelve automático, podemos empezar a vivir juntos, pero desconectados.
Las tareas, el trabajo, los hijos, los pendientes...
Y sin darnos cuenta, dejamos de mirarnos, de conversar con profundidad, de elegirnos activamente.
No se trata de hacer grandes planes. Se trata de pequeños gestos con intención.
Un “¿cómo estás, de verdad?”
Un abrazo más largo.
Una mirada que dice: “aún estoy aquí, contigo”.
El amor se cuida todos los días, incluso (y sobre todo) en los días normales.