
25/07/2025
Muchos de los malestares que arrastramos no vienen solo de lo que nos ocurrió, sino del silencio que lo envolvió.
Del esfuerzo por “estar bien” sin tener herramientas para nombrar lo que dolía.
Y es que nadie nos enseñó que sentir rabia, tristeza, miedo o confusión era válido.
Nos enseñaron a callar, a aguantar, a tragarnos lo que nos pasaba.
Pero el cuerpo no olvida. Y cuando no hay palabras, el malestar se expresa como ansiedad, insomnio, bloqueos, síntomas físicos o estados de ánimo cambiantes.
Aprender a traducir lo que sentimos es uno de los caminos más sanadores.
La psicoterapia no impone un lenguaje, sino que acompaña a encontrar el propio. Poner palabras al dolor es empezar a repararlo.
¿Te cuesta ponerle nombre a lo que sientes?
¿Hay algo que hoy te permites sentir que antes no te dejabas?
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