24/08/2024
Con una pena infinita quiero despedir aquí a mi buen amigo y compañero de equipo: Mario Jarma Antacle.
Mario, trabajaba, trabajaba y trabajaba, se debía a sus pacientes por encima de su salud. Él era un buen médico, pero destacaba por ser mejor persona. El trato que dispensaba para con sus pacientes era exquisito, personalizado y único. Con los años seguía familias enteras, conocía los debacles personales familiares. Seguro que miles de pacientes suyos confirmarán apenados lo que os estoy contando.
En mi equipo de Trauma de Santa Tecla era: amigo, compañero dispuesto a cambiarte una guardia, a echarte un cable con una cirugía compleja a las tres de la mañana, a no claudicar en una dura mañana quirúrgica, en momentos tensos: el chiste de Mario quebraba el ambiente tenso en un plis plas, confidente discreto y asesor en los momentos difíciles de mi vida, de brazo duro a torcer ante la introducción de nuevas técnicas quirúrgicas, bufón superlativo, moderador en momentos de crisis traumatológica, padre de compañeras y hermano para otros.
Fuera del hospital era del Nàstic, el sábado o domingo tocaba partido, grada, y madridista acérrimo, a veces cuando el Madrid ganaba dinamitaba un poco el grupo de Whatsapp del trabajo y yo en privado le decía: felicidades, me gusta verte contento.
Los sábados y domingos tocaba: “esmorzar de forquilla” con sus amigotes, foto que colgaba en el grupo de trauma para crear envidias.
Con los vecinos el trato era bueno, se juntaban vecinos de Barça y Madrid y juntos ante el televisor, caía una buena empanada disfrutando del futbol.
Amante del café -teníamos un tráfico de cápsulas que ni Juan Valdez- y de la buena vida hay vinos que siempre me recordarán a él: Pago de los Capellanes y Perro Verde.
Por encima de todo: Argentino con mayúscula, refugiado político junto a toda la familia en los años 80. Todos escaparon de una dictadura que casi acaba con el Dr. Jarma padre (secuestro incluido). Mario no era tarragoní, él era de pueblo, de su barrio, de Sant Pere i Sant Pau. Nunca quiso mudarse del barrio. Allí tenía su rutina establecida: tirar la primitiva y paseo.
Buen esposo con Susana su historia de amor ya la querrían en las series turcas! Padre abnegado con Alicia dando raíces y alas a su pequeña, cuidadoso con mimo de su hermanita Vilma y fraternal y guerrillero con su hermano Néstor. No puedo imaginarme su dolor.
En nuestra casa Tecla, en la quinta, en quirófano, en las consultas su pérdida será muy grande, en los corazones de todos los que le amábamos el vacío será inconmensurable.
Allá donde estés, con un ordenador para teletrabajar y espiarnos en nuestro día a día, descansa en paz; lo que tanto te costaba. Y si imagino más, comentaras los casos complicados con nuestros Reca y Bel.
Nosotros aquí a bajo intentaremos cuidar tus pacientes, lloraremos en público o privado, te mencionaremos a diario e intentaremos seguir adelante. Intento pensar qué me dirías en este momento: “Miranda, mi niña, todos moriremos algún día, así que enjuga tus lágrimas y camina hacia delante.”
Mario Jarma falleció el día 18 de agosto a los 63 años.