
24/05/2025
No se pierde a alguien solo una vez.
No se pierde a alguien solo una vez.
Lo pierdes al cerrar los ojos por la noche.
Y al abrirlos cada mañana.
Lo pierdes a lo largo del día.
Una taza de café sin usar.
Una silla vacía.
Un par de botas que ya no están.
Lo pierdes al ponerse el sol.
Y la oscuridad se cierne sobre ti.
Lo pierdes al preguntarte por qué.
Mirando un cielo estrellado.
Lo pierdes en los grandes días.
Aniversarios.
Cumpleaños.
Graduaciones.
Días festivos.
Bodas.
Y también en los días normales.
Lo pierdes en una canción que solía cantar.
El aroma de su colonia.
Una rebanada de su pastel favorito.
Lo pierdes en conversaciones que nunca tendrás.
Y en todas las palabras no dichas.
Lo pierdes en todos los lugares en los que ha estado.
Y en todos los lugares a los que anhelaba ir. Los pierdes en lo que pudo haber sido.
Y todos los sueños que compartiste.
Los pierdes con el cambio de estaciones.
La nieve sopla.
Las flores florecen.
La hierba crece.
Las hojas caen.
Los pierdes una y otra vez.
Día tras día.
Mes tras mes.
Año tras año.
Los pierdes al recoger los pedazos rotos.
Y comienzas tu vida de nuevo.
Los pierdes cuando te das cuenta.
Esta es tu nueva realidad.
Nunca volverán.
No importa cuánto los extrañes o los necesites.
No importa cuánto reces.
Se han ido.
Y debes seguir adelante.
Solo.
El tiempo avanza, llevándolos cada vez más lejos.
Los pierdes mientras tu cabello se vuelve blanco y tu cuerpo se encorva con la edad.
Tu memoria se desvanece.
Y los detalles comienzan a desdibujarse.
Su rostro te devuelve la mirada desde una fotografía descolorida. Alguien que conocías.
Crees que alguna vez lo amaste.
Hace mucho tiempo.
En aquel entonces.
Cuando estabas completo.
No se pierde a alguien solo una vez.
Se pierde a diario.
Una y otra vez.
Por el resto de tu vida.
✍️ 📸 : desconocido