29/09/2025
Hace más de dos siglos, en la Europa de los salones iluminados con velas, un hombre cambió para siempre la forma en que entendemos la mente humana.
Su nombre era Franz Anton Mesmer.
Mientras la medicina todavía confiaba en sangrías y supersticiones, Mesmer hablaba de algo invisible, misterioso… una fuerza que fluye a través de todos los seres vivos: el magnetismo animal.
Lo ridiculizaron. Lo persiguieron. Pero lo que pocos entendieron fue que estaba abriendo la primera gran puerta a lo inconsciente.
Con simples movimientos de sus manos, con pases magnéticos, Mesmer provocaba catalepsia, trances profundos, liberaciones emocionales y hasta sanaciones. No era magia. No era sugestión barata. Era el inconsciente respondiendo a la energía vital.
Ese fue el origen de lo que hoy conocemos como hipnosis. Y más aún: la raíz de todas las terapias energéticas modernas. Reiki, Kundalini, Novaterapia, bioenergética… todas beben, de una forma u otra, de aquella fuente.
El mesmerismo es la madre de todas ellas. La técnica que abrió un camino que nunca más se cerró.
Y aquí está lo impactante: el mesmerismo es verdadera hipnosis. No necesitas palabras, no necesitas convencer a nadie. Solo tu presencia, tus manos, tu energía. Y cuando conectas con el inconsciente de esa manera, los resultados son inmediatos, profundos, reales.
Para un terapeuta, aprender mesmerismo es como volver al origen. Es dejar de depender de herramientas externas y recuperar la fuerza más poderosa: la energía humana. Es descubrir que desde la primera sesión puedes llevar a un cliente a un estado profundo, liberar bloqueos, transformar traumas y despertar recursos internos que parecían dormidos.
Y esto cambia una carrera. Porque un terapeuta que maneja mesmerismo no solo obtiene mejores resultados… gana autoridad, presencia, magnetismo real frente a sus clientes. Ya no es uno más: se convierte en alguien capaz de transformar de verdad.
Ese es el propósito del Método Magnetic. Recuperar el mesmerismo puro, auténtico, enseñado paso a paso, con vídeos, protocolos, práctica real y una comunidad que te acompaña. No es teoría vacía. Es entrenamiento. Es experiencia. Es una llave que abre la misma puerta que Mesmer abrió hace más de doscientos años.
Y ahora esa puerta está delante de ti.
La pregunta es… ¿te atreves a cruzarla?