
23/07/2025
El alcohol afecta los niveles de serotonina y neurotransmisores en el cerebro. Cuando bebes, al inicio sientes relajación, pero al metabolizarse, interfiere con procesos cerebrales, aumentando la ansiedad una vez que el efecto pasa. Un estudio durante la pandemia mostró que el consumo de alcohol se asocia con un aumento en los niveles de estrés y ansiedad debido a la alteración del sistema nervioso central.
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central.
Aumenta la liberación de adrenalina, lo que puede generar nerviosismo y ansiedad. Además, reduce la serotonina, lo que provoca estrés y bajones emocionales. Un estudio relacionó la cafeína con altos niveles de ansiedad y nerviosismo, mostrando que su consumo excesivo interfiere con la regulación emocional.
Los azúcares refinados (cuando se consumen solos y en grandes cantidades) provocan una liberación rápida de glucosa, aumentando temporalmente la energía. Sin embargo, este aumento es seguido de un descenso brusco en los niveles de azúcar, lo que puede resultar en fatiga e irritabilidad. Las fluctuaciones en los niveles de glucosa afectan el equilibrio hormonal y aumentan la ansiedad, ya que el cuerpo reacciona con un aumento en las hormonas del estrés. El consumo frecuente de azúcares añadidos está relacionado con alteraciones del estado de ánimo.
El exceso de sodio provoca retención de líquidos, lo que puede generar hinchazón y fatiga. Esta acumulación de agua aumenta la presión arterial, activando el estrés físico y elevando los niveles de hormonas como adrenalina y cortisol, intensificando la ansiedad.
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