
06/07/2025
Javi Hernaez .Hablamos de enfermedad crónica, progresiva, mortal y con tendencia a la recaída
Desgraciadamente así es, una persona adicta es y será adicta de por vida. ¿Ello quiere decir que siempre tendrá recaídas? No, esto quiere decir que las recaídas deben estar presentes y deben conocerse los síntomas de alarma previos a una recaída.
Cuando hablamos de recaída, hablamos de consumo de algún tipo de sustancia, pero la recaída realmente es mucho más que eso. En un primer término, una recaída de la enfermedad de la adicción comienza con unos patrones conductuales perceptibles y advertibles. Es decir, en primer lugar existe una recaída conductual.
1.- Fantasear con el consumo de sustancias.
2.- Mostrarse más irascible de lo habitual.
3.- Huir de cualquier tema de conversación que tenga que ver con su recuperación.
4.- Confrontación con personas de su entorno.
5.- Las mentiras.
6.- La manipulación.
7.- Excesiva preocupación por el dinero.
8.- Estados de euforia o disforia.
9.- Descuidar el “timming” establecido.
¿Se puede parar una recaída?
La respuesta es contundentemente, sí. Advertidas las señales de alarma de una recaída conductual, se puede intervenir y hacer ver al adicto que está volviendo a repetir aquellas pautas de comportamiento que en otras ocasiones le han llevado al consumo. De esta forma, comenzar con un tratamiento de refuerzo para analizar en qué punto se comenzó a descuidar los factores claves de la recuperación y revertir la situación actual volviendo a la línea de tratamiento establecida.
''Debe intervenir la familia''
El adicto es incapaz de darse cuenta por sí mismo de que las conductas que está adoptando lo llevarán de nuevo al hoyo del que tanto tiempo le costó salir. En ocasiones, personas cercanas al adicto pueden hablar con él e intentar hacerle ver que su actitud ha cambiado, que ha descuidado ciertos aspectos de su recuperación y que sería conveniente realizar un tratamiento de refuerzo en pro de prevenir un nuevo consumo.
En muchas otras ocasiones, existiendo un vínculo emocional entre el adicto y su familia, este no aceptará la visión de su entorno. Su enfermedad le llevará a pensar que son el resto de las personas las que están equivocadas. Pensará que él no ha descuidado su recuperación y que se comporta con normalidad o si bien no lo hace, nada tiene que ver con su enfermedad, simplemente lo hace como respuesta al trato que recibe por los demás.
En este punto el adicto intentará utilizar esa arma maestra que tan bien domina, la manipulación. Intentará hacer ver a su madre, padre, esposa, hermano o cualquier familiar que se ponga delante que el problema realmente lo tienen ellos. Es en este punto donde la familia debe aunar fuerzas y no sucumbir a su manipulación o minimizar lo que está sucediendo pues este punto es clave para que no se produzca la recaída.
En cualquiera de los casos, siempre será el círculo más próximo al adicto el primero en advertir ciertos cambios en su conducta. Es por ello que será la familia la primera en poder hacer algo. ¿Qué puede hacer la familia? Existen dos opciones: intentar hablar con el adicto para que inicie un tratamiento de refuerzo o bien, solicitar ayuda profesional para intervenir antes de que tenga lugar un nuevo consumo.
''El proceso de prevención de recaídas es arduo y largo''
Fase 1 –
Señales internas de aviso de recaída: dificultades para pensar, en lidiar con sentimientos y emociones, en enfrentar el estrés, en dormir tranquilamente, sentimientos de vergüenza, culpa, desesperanza, etc.
Fase 2 –
Regreso a la negación. Los síntomas más comunes son: preocupación sobre el bienestar, negación de preocupación.
Fase 3 –
Impedimentos y comportamientos defensivos. Los síntomas más comunes son: considerar que nunca más consumirá, preocuparse por los demás en vez de por sí mismo, estar a la defensiva, tendencia a la soledad, impulsividad.
Fase 4 –
Construyendo la crisis. Las señales de aviso más comunes que ocurren en este período son: visión de túnel, depresión secundaria (leve), dejar de planificar de forma constructiva, los planes comienzan a fallar.
Fase 5 –
Inmovilización. Los síntomas más comunes son: devaneos e ilusiones, sentimientos de que nada puede ser solucionado, deseo inmaduro de ser feliz. .
Fase 6 –
Confusión y reacción. Las señales de aviso más comunes son: período de confusión, irritación con los amigos.
Fase 7 –
Depresión. Las señales más comunes son: hábitos alimentarios irregulares, falta de iniciativa, sueño irregular, pérdida de la rutina diaria, período de profunda depresión.
Fase 8 –
Pérdida del control del comportamiento. Las señales de aviso más comunes en esta fase son: participación irregular en las terapias de los grupos de ayuda mutua, desarrollo de una actitud de no tener nada que ver con la situación, rechazo abierto a la ayuda, falta de satisfacción con la vida, sentimientos de impotencia, etc.
Fase 9 –
Reconocimiento de pérdida del control. Las señales son: autocompasión, pensamientos de beber socialmente, mentiras consientes, pérdida completa de la autoconfianza.
Fase 10 –
Reducción de opciones. Las señales de aviso más comunes son: resentimientos insensatos, marcada soledad, frustración, ira y tensión, pérdida del control del comportamiento.
Fase 11 –
Vuelta al uso de la sustancia o colapso físico y emocional, vergüenza y culpa, pérdida del control, problemas en la vida y de salud.
Las personas con respuestas ineficaces a situaciones de alto riesgo experimentan falta de confianza, que junto con las expectativas positivas para el consumo de la sustancia, pueden provocar el consumo del mismo, generando sentimientos de culpa, que con el efecto positivo del alcohol, le inducirá a seguir bebiendo.
Algunos autores han descrito esta respuesta de no frenar el consumo tras la primera recaída y mantenerlo en el tiempo, como una reacción llamada efecto de la violación de la abstinencia; esta reacción se centra en la respuesta emocional que el sujeto tiene ante la recaída caracterizada por la sensación de haber echado todo por la borda y pensar que lo hecho hasta ese momento no tiene significado o no sirve para nada.
La prevención de recaídas se define como “el proceso de iniciar y mantener la abstinencia de alcohol o de otra sustancia, acompañado de modificaciones intra e interpersonales”. Se trata de un programa de autocontrol diseñado con el fin de ayudar a los individuos a anticipar y afrontar los problemas de recaída en el cambio de conductas adictivas.
Este programa de prevención se puede llevar a cabo a través de las terapias de grupos de ayuda mutua y las medidas psicosociales.
El grupo permite aceptar y entender la enfermedad, da herramientas para la autonomía de los integrantes y les prepara para situaciones de riesgo; así mismo aumenta la motivación para la abstinencia y da respuesta a la necesidad de adaptación social.