Dr. Alberto Soler - PSIQUIATRÍA SIN PREJUICIOS

Dr. Alberto Soler - PSIQUIATRÍA SIN PREJUICIOS NO UTILIZO MESSENGER Esp. de Psiquiatría Privada (ASSEP), Miembro Extraordinario de la SPCV (Soc.

Dr. Alberto Soler Montagud
Gran Vía Ramón y Cajal, 37 - despacho 34
46007 Valencia
Recepción: 96 385 69 90
Directo: 649 107 576


Soy médico, pertenezco a la Asoc. de Psiquiatría de la Comunidad Valenciana) y ejerzo en el ámbito de la Psiquiatría Privada. Abogo por una psiquiatría sin mitos ni tabúes que dignifique al paciente y lo contemple desde una óptica tanto científica como humanista. Consid

ero la enfermedad mental como un desequilibrio que repercute el la vida de relación del paciente —social, laboral y familiar—, origina una merma en su capacidad para ser feliz y que precisa de la intervención terapéutica de expertos profesionales de la salud. Aunque utilizo psicofármacos cuando los síntomas del paciente así lo aconsejan, no les confiero la exclusividad de resolver los problemas que afectan a su salud mental. Si bien un grupo de pacientes evolucionan satisfactoriamente con medicación como único tratamiento y otros sólo precisan psicoterapia, la experiencia me ha enseñado que la mayoría van mejor con una combinación de ambas estrategias. En cualquier caso, consideremos que los medicamentos no son un enemigo a combatir sino sólo una herramienta terapéutica beneficiosa siempre que se utilicen bien tanto por parte del medico como del paciente. Es gracias a los modernos psicofármacos que muchos enfermos que antes eran recluidos en instituciones manicomiales (por ejemplo, esquizofrenia o casos graves de los trastornos bipolares antes llamados psicosis maníaco depresivas) viven hoy integrados de pleno en las áreas sociales, laborales y familiares que antaño les eran negadas. LOS TRES PILARES EN EL TRATAMIENTO MÉDICO DE LA ENFERMEDAD MENTAL

(1)

El médico debe considerar al paciente desde el respeto que merece como ser humano y dispensarle los mismos cuidados que a cualquier paciente de otra especialidad. O incluso más si consideramos que para extirpar un cuerpo extraño de un ojo –por ejemplo–, no serán trascendentes la empatía y la actitud del oftalmólogo para que el ojo cure, mientras que, con un enfermo que sufre una depresión, la predisposición, la empatía y la actitud del psiquiatra son tan importantes como el propio tratamiento habida cuenta de que el paciente ha depositado en él su confianza transmitiéndole sus mas íntimos sentimientos. (2)

El acto médico psiquiátrico no debe circunscribirse a la prescripción de medicamentos. Se impone considerar la ayuda de una buena psicoterapia, seria, reglada, sometida a protocolos y fundamentada en un sustrato teórico y formativo propio de una disciplina de la salud. (3)

Hay que ayudar al enfermo (y a quienes no lo son) a que desechen los tabúes, mitos y leyendas irracionales que denigran a la enfermedad mental, así como también fomentar la moderación de ciertas posturas radicales que —como sucede con la antipsiquiatría— fomentan discrepancias que perjudican a los pacientes pese a su intento por ayudarles. MI CURRÍCULUM PROFESIONAL
(cronológico)

-Especialista en Pediatría (1981)
-Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
-Médico Puericultor.
-Diplomado en Sanidad Pública
-Médico Titular de APD
-Ejercicio como Médico Funcionario Técnico del Estado en los cometidos de Salud Pública preventiva y actividad asistencial.
-Habilitado para ejercer como médico en los Sistemas Públicos de la Seguridad Social de los Estados Miembros de la Comunidad Europea (1995).
-Formación en Pediatría Extrahospitalaria (1984-1999) en el Servicio de Pediatría Hospital San Rafael de Barcelona.
-Diplomado en Salud Mental Infanto-Juvenil en Valencia (1994).
-Tres ciclos de formación en Psicopatología y Psicoterapia Psicoanalítica (2001-03).
-Miembro Extraordinario de la Sociedad de Psiquiatría de la Comunidad Valenciana (SPCV).
-Miembros de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP).

EN LA CONSULTA“Una pregunta que lo cambia todo en mitad de la consulta”Dice la paciente: — ¿… entonces qué es preferible...
30/07/2025

EN LA CONSULTA

“Una pregunta que lo cambia todo en mitad de la consulta”

Dice la paciente:
— ¿… entonces qué es preferible, aprender a llevarlo del mejor modo posible o salir de una vez por todas de este modo de vivir sufriendo?

Lorena (nombre imaginario) susurró la pregunta mirando hacia abajo con las manos entrelazadas y los dedos tamborileando sin tregua sobre el dorso de la mano opuesta.

Dejé que transcurrieran unos segundos y le respondí:

— Sin duda lo mejor fue ‘querer’ hacer algo para, primero, aprender a ‘llevarlo’ y poco a poco ‘salir’ del todo.
Tu decisión de ponerte en terapia y tratamiento médico fue un primer paso…

Y la sesión siguió avanzando.

CUANDO CUIDARSE NO ES EGOÍSMO SINO SABIDURÍA Esta reflexión es un recordatorio profundo y necesario para quienes han lle...
27/07/2025

CUANDO CUIDARSE
NO ES EGOÍSMO
SINO SABIDURÍA

Esta reflexión es un recordatorio profundo y necesario para quienes han llegado a los 60 años —o más—: después de una vida de entrega, trabajo, responsabilidades y renuncias, es hora de reconocer que también se tiene derecho a vivir para uno mismo.

Durante décadas, muchas personas han vivido pensando siempre en los demás: en los hijos, en la pareja, en los padres, en el trabajo, en las obligaciones que no dan tregua. Guardando cosas “por si acaso”, posponiendo placeres, dejando de lado sueños, cuidando de todos menos de sí mismos. Y cuando al fin llega el tiempo en que podrían disfrutar lo que han construido, a veces aparecen los temores, las dudas o incluso la culpa por empezar a pensar en uno mismo.

Pero la verdad es que nadie debería llegar a la vejez sintiendo que aún tiene que probar su utilidad. Ya se ha vivido bastante para saber que el amor no se mide en sacrificios eternos, ni la dignidad en cuántas cargas más se puedan sostener.

Vivir con serenidad, sin culpas ni presiones, es un derecho ganado. Y no se trata de desentenderse de los demás, sino de asumir que el cuidado también debe ser recíproco: cuidar de los otros no puede seguir significando descuidarse a uno mismo.

Ser mayor no es sinónimo de “estar de sobra”. Al contrario: es la etapa en que la vida puede vivirse con más conciencia, con más libertad, incluso con más ternura. Ya no hay que demostrar nada a nadie. Es momento de ocuparse de lo que nutre el alma: la paz, el cariño sincero, la buena comida, una charla con amigos, la música que nos gustó siempre, el silencio bien elegido.

Y si alguien cuestiona ese derecho a vivir con calma, a disfrutar de lo propio, a gastar en uno mismo… que sepa que vivir ya ha sido una tarea inmensa, y que llegar hasta aquí con dignidad es un logro que merece respeto.

Porque no es egoísmo cuidarse: es sabiduría.

Y no es tarde para ser dueño de la propia vida. Al contrario: es justo el momento.

“Son muchos quienes al llegar a una edad avanzada, al contemplarse en el espejo siguen viendo a aquel jovencito o jovenc...
25/07/2025

“Son muchos quienes al llegar a una edad avanzada, al contemplarse en el espejo siguen viendo a aquel jovencito o jovencita que fueron en el pasado, no sólo en su gestualidad sino también en su forma de pensar, de racionalizar, de tener las mismas manías y las mismas dificultades para superar situaciones concretas como les sucedía en las dos primeras décadas de su vida .“

(ASM)

¿Te sucede también a ti?

Si la respuesta es afirmativa no te preocupes. No padeces la percepción distorsionada de una realidad no asumida.

Tan sólo percibes un mensaje de ese “yo” que constituye nuestra esencia a lo largo de la vida. Un yo invulnerable al envejecimiento y dotado de cierta magia que permite que los adultos, a pesar del paso de los años, sean la misma persona en ciertos aspectos definitorios y autoidentificativos.

Un poco de humor
21/07/2025

Un poco de humor

HABLANDO DE DOLOR CRÓNICO...No es más valiente quien soporta las cotas más altas de sufrimiento en el contexto de un pro...
20/07/2025

HABLANDO DE DOLOR CRÓNICO...

No es más valiente quien soporta las cotas más altas de sufrimiento en el contexto de un proceso de dolor crónico.
Valiente es quien no necesita demostrar su arrojo al afrontar el día a día con mayor o menor dificultad.
Valiente es quien conoce los límites de sus posibilidades y ante una crisis de dolor, evalúa los riesgos y beneficios de sus limitaciones, tanto que consigue estructurar una agenda de actividades que le permitan mantener una parcela de normalidad sin sucumbir al ostracismo de la resignación.
Valiente es sobre todo quien, ante esos días en que lo imposible es irremediablemente imposible, escarban en lo mas profundo de esa caja mágica donde atesoran sus habilidades, y consiguen rescatar un resquicio de esperanza que les haga sonreír, incluso si la decisión más sensata es la de no enfrentarse a más dificultades esa jornada y permanecer a la espera de la ansiada mejoría.

Buenos días y buena suerte.

LA OBSESIÓN POR TENER UN CUERPO PERFECTOEstoy en la playa y no consigo ver casi ningún cuerpo perfecto —hoy todavía ning...
19/07/2025

LA OBSESIÓN POR TENER UN CUERPO PERFECTO

Estoy en la playa y no consigo ver casi ningún cuerpo perfecto —hoy todavía ninguno— de esos que promociona la publicidad de perfumes, moda, yogures bio y demás productos de consumo y culto al body.
Una de dos: o se entra en el juego de aspirar a conseguir una imagen corporal que nunca se tendrá (porque no existe), o se racionaliza la agresión que supone soportar unas campañas publicitarias que fomentan el trauma de rechazar la la propia imagen.

Queda dicho.
Corre la voz .

Algunos sentimientos como la rabia, la envidia, el miedo o el rencor son como una boya que flota en el mar: lo que creem...
16/07/2025

Algunos sentimientos como la rabia, la envidia, el miedo o el rencor son como una boya que flota en el mar: lo que creemos que nos afecta sólo es la punta del problema, y hay que seguir la cadena que se sumerge hasta el fondo para conocer su origen y averiguar cómo y a qué enganchada.

Muchas veces, llegar a desentrañar el conflicto y clarificarlo sólo es posible con una psicoterapia adecuada.

ASM

Permitidme que comparta una reflexión que, si bien no entra en la divulgación psicológica y psiquiátrica que caracteriza...
14/07/2025

Permitidme que comparta una reflexión que, si bien no entra en la divulgación psicológica y psiquiátrica que caracteriza a esta pagina, sí que alude a una metáfora muy vinculada a los mecanismos que nuestra mente utiliza para adaptarse al devenir de los acontecimientos que acaecen en el curso de la vida.

EL TREN DE NUESTRA VIDA

La vida es como un largo viaje en tren. Un tren en el que somos conductores y pasajeros, aunque al inicio del trayecto, y aun más en nuestra infancia, sean otros quienes manejen la maquina por nosotros.

La vida es un viaje en tren con estaciones y destinos que no siempre decidimos porque solo unas veces dependen de nuestra voluntad, pero otras de contingencias que se nos escapan al intentar controlarlas, motivo por el que es ventajoso que agucemos nuestros sentidos antes de emprender la marcha para poder captar toda la información que nos nos aporte el inmenso entorno a través de las ventanillas, un universo desconocido al que tendremos que enfrentarnos cuando descendamos del vagón en cada una de las estaciones, siempre con ansias de aprender al impregnarnos de toda información que seamos capaces de aprehender.

Durante el trayecto, conforme avancemos, iremos descubriendo sensaciones y sentimientos, como por ejemplo la frustración que se experimenta cuando surge un contratiempo o erramos al tomar una decisión. En estos casos, siempre será preferible el riesgo de equivocarse en la ruta elegida que no dejar que sean otros quienes decidan por nosotros. Cuando una decisión es desacertada, es de nuestros errores y no de los ajenos de los que obtendremos las más fructíferas enseñanzas.

Conforme el convoy avance a través de la vía, y conforme el tiempo transcurra, llegará un momento en el que por primera vez podamos tomar los mandos de la locomotora, supervisados al principio por alguien con experiencia en quien depositemos nuestra confianza para que vigile y corrija nuestras tentativas de principiante. En estas primeras prácticas como maquinistas, nos resultará difícil manejar con soltura los mando e improvisar iniciativas en un momento de perentoriedad. Sin embargo, el privilegio conducir y hacerlo con nuestras propias manos y guiados por la intuición, nos ocasionará un placer que jamás olvidaremos y marcará nuestro modo de desenvolvernos en la distintas etapas de nuestra existencia. En esta fase inicial, el principal objetivo será conseguir que entren en sintonía la perseverancia con la paciencia, y así trazar nuestras rutas hacia metas reales y alcanzables. Para conseguir decidir por nosotros mismos, será imperativo ejercitarse con disciplina y humildad a través de un aprendizaje que nos enseñe a saber levantarnos y seguir avanzando cada vez que tropecemos y caigamos, o cada vez que la máquina se pare y debamos hacer lo imposible para reanudar la marcha.

La transición de la etapa de aprendizaje a la madurez tiene lugar cuando se aprende a aceptar los propios errores y moldear la singularidad que defina nuestro propio yo a partir de las enseñanzas que nos brinde la experiencia y los consejos¡nos expertos. Será entonces cuando podamos diseñar nuestro destino, escoger la velocidad adecuada de la locomotora en función de nuestras posibilidades, elegir las estaciones donde programar las necesarias paradas, adaptarnos al ritmo de nuestros compañeros de viaje (no olvidemos que en el viaje de nuestra vida somos pilotos pero también pasajeros) sin que interfieran en nuestros proyectos mas allá de lo que estemos dispuestos a concederles.

Deberemos asumir que el viaje será largo, y que no siempre estaremos solos. Es más, será conveniente tener compañía en muchos momentos y reservar la soledad para fomentar la introspección y disfrutar de los momentos de reflexión en los que conversemos con nosotros mismos.

En el tren de nuestra vida subirán y bajarán pasajeros que se convertirán en compañeros de viaje con los que podremos fraternizar o no. Pasajeros que nos harán sentirnos respetados y comprendidos o no. También, si tenemos suerte, alguno de estos pasajeros nos inspirará confianza y se la ofreceremos fomentando una camaradería basada en la lealtad y la confianza mutua que juntos convertiremos en amistad. Sin embargo, convivir con compañeros de viaje también podrá propiciar desafección y un antagonismo que nos predisponga al confrontamiento. El tiempo será un buen consejero para instruirnos en el arte de ser selectivos al elegir con quienes queremos compartir vagón, aquellos en quienes nos atrevamos a depositar nuestra confianza y nos resulte grato ofrecerles y solicitar ayuda.

Durante el trayecto, deberemos afrontar ciertas contingencias que nos apesadumbren, como por ejemplo cuando un compañero de viaje con el que hemos establecido un vínculo de afecto, tenga que abandonar el tren, bien porque su ruta sea distinta a la nuestra y la separación sea inevitable. También cuando otro compañero haya interpretado una farsa, nos haya utilizado en su beneficio, y llegado el momento oportuno, decida bajarse en una estación (incluso saltar con el tren en marcha) para apartarse de nuestra vida o apartarnos de la suya. Lamentablemente, igual puede suceder que un compañero, en contra de su voluntad y porque su tiempo de trayecto sea más corto que el nuestro, nos abandone en contra de su voluntad porque el destino lo reclame en una triste estación donde ese amigo marchará para siempre mientras el convoy retoma la marcha mientras lloramos la ausencia de alguien a quien quisimos. Experimentar una pérdida es una dura lección que nos hará reflexionar sobre el devenir, y nos abrirá los ojos ante la realidad de la finitud de nuestra y la inevitable verdad de que también nuestro viaje tendrá su final algún día.

Pero también hay posibilidad de que, más allá de las pérdidas, surjan ganancias que aporten un rayo de luz con la llegada de nuevos pasajeros, sobre todo si alguno de ellos, muy avanzado ya el trayecto, nos sorprende con una inesperada ilusión al descubrir que nunca es tarde para cruzarse con esa persona que el destino tenía previsto que conociéramos algún día sin que ninguno de los dos lo sospechara.

Y así, estación tras estación, seguirá avanzando el tren de nuestra vida. Iremos aprendiendo y seremos conscientes en qué momento alcanzamos una meta o cerramos una etapa. Si así fuera y logramos alcanzamos la suficiente madurez para aceptar lo que el destino nos tiene previsto, llegado el momento, conseguiremos bajar con dignidad nuestro vagón y decirle adiós al tren con la satisfacción de haber sido unos viajeros honestos, de haber vivido, de haber estado, y en suma, de haber conseguido dejar nuestro legado con dignidad y la satisfacción de que todo lo que vivimos mereció la pena.

(ASM)

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