03/04/2024
“Si sientes depresión, estás viviendo en el pasado. Si sientes ansiedad, estás viviendo en el futuro. Si sientes paz, estás viviendo en el presente”
Cuando nos empeñamos en recordar una y otra vez el pasado, nos olvidamos de vivir el presente.
Nos quedamos anclados en nuestros recuerdos, que muchas veces no son agradables.
Solemos tener una extraña tendencia a recordar más los hechos negativos que los positivos, aunque si pudiéramos hacer un balance imparcial y sereno de nuestra vida, descubriríamos que hemos tenido más momentos buenos que malos.
Lo negativo tiende a magnificarse. Y le gusta aparecer una y otra vez en nuestros pensamientos, como un negro bucle.
Lo cual puede hacernos sentir malas personas, malos hijos, malos padres, malos amigos, malos compañeros, malos vecinos…
Y, al final, podemos caer en el pozo de la depresión.
Quienes hemos estado allá abajo… no se lo deseamos a nadie.
Por ello es tan importante no anclarse en el pasado, y disfrutar cada instante del momento presente.
Si nos enfocamos mayormente en el incierto futuro, tampoco estamos viviendo la vida en tiempo real (por decirlo de algún modo gráfico).
En este caso, tampoco disfrutamos del presente, y la vida se nos escapa entre las manos.
El tiempo pasa junto a nosotros, rozándonos, mientras miramos hacia el otro lado y ni siquiera notamos su presencia: perdemos la noción de la realidad, imaginando cómo será la vida que, poco después, llegará para sorprendernos con unos planes totalmente diferentes a los que habíamos pensado.
Y así, viendo que nuestros idílicos sueños van cayendo uno tras otro, como fichas de dominó, lo más probable es que caigamos en un bucle de ansiedad retroalimentada por nuestros propios pensamientos erróneos.
Es por ello que, cuando me encuentro ansioso, me gusta detenerme unos minutos y meditar sobre hacía dónde estoy enfocando mis pensamientos en este instante: lo habitual es darme cuenta de que me estoy preocupando por asuntos que todavía están por llegar, aunque yo ya me estoy agobiando solo con pensar en ellos.
Probablemente, la mayoría de los temores que hoy me atenazan, mañana no resulten tan catastróficos como yo me temo.
Estoy perdiéndome la vida porque me enfoco en un futuro lleno de supuestos peligros, en lugar de disfrutar los maravillosos sucesos que me ocurren ahora mismo.
Por el contrario, cuando somos capaces de centrar nuestra atención en el momento presente, en el Aquí y en el Ahora, entonces hemos encontrado el camino hasta nuestra paz interior.
Cuando somos plenamente conscientes de todas las cosas y personas maravillosas que nos rodean, podemos disfrutar la felicidad y la alegría de vivir.
Estamos viviendo la vida, saboreando cada trago y paladeando cada bocado.
Un buen vino; un bombón de chocolate; un atardecer; una caricia; una ducha sin prisas, o mejor todavía un buen baño; el canto de un pajarillo; la mirada de un perro…
El Mindfulness nos ayuda a enfocarnos en el momento presente.
El Mindfulness nos ayuda a descubrir y disfrutar el bienestar (físico, mental y espiritual).
Y lo tienes al alcance de tu mano.
Porque no hay más lugar que aquí.
Porque no hay más momento que ahora.