29/05/2022
Este artista/arquitecto propone la humanización de los espacios para habitar, y al mismo tiempo su integración de éstos a la naturaleza (sus casas y edificios se caracterizan por sus curvas, por su no-geometría, por su vegetación y su colorido).
Hunderwasser ama la espiral, y es la espiral el símbolo de su cosmovisión: de cómo ve al ser humano en su relación con el entorno, con el universo. Y esa cosmovisión es la famosa teoría de las cinco pieles.
Imaginemos una espiral, en cuyo centro está el ser humano. La espiral lo envuelve con distintas “pieles”, con distintas capas que son las instancias en las que ese ser humano se relaciona con el entorno.
La primera piel es la epidermis, la piel propiamente dicha.El primer contacto de uno y su mundo interior con el mundo exterior.
La segunda piel es la ropa. Como podemos imaginar, Hundertwasser está en contra de la uniformidad y de la tiranía de la moda.
La tercera piel es el hogar. La teoría de Hundertwasser es que una casa no debe sevir para aislarse del mundo sino para abrirse a él. Dicho de manera exageradamente sintética: las casas deben ser paredes sino ventanas.
La cuarta piel es el entorno social: la familia, el vecindario, la ciudad, el país. Es es ambiente social con el que el ser humano interactúa a distintos niveles, y donde intervienen costumbres y tradiciones. Una interacción responsable en gran medida de cómo se termina definiendo ese ser humano (uno no es algo en sí mismo, sino fundamentalmente en cómo se relaciona con los demás).
Y la quinta piel es el planeta: naturaleza y humanidad. Un entorno cuyo equilibrio depende del cuidado de la ecología y de la convivencia pacífica.
En el centro de todo está el ser humano, sí, y todo gira a su alrededor. Pero ese ser humano necesita armonía con el universo, con cada uno de los distintos entornos que habita en esa espiral.