28/10/2025
A veces el atracón de comida o beber en exceso comienza en el patio del colegio... Muchas mujeres que acompaño en consulta tienen algo en común… una historia de bullying o rechazo en la infancia o adolescencia.
Quizás también lo viviste tú.
Cuando te ridiculizaban por tu cuerpo, por ser diferente, por ser tú.
En ese momento aprendiste —sin saberlo— que era más seguro anestesiar que sentir.
Y ahí aparecieron los parches: la comida, el trabajo, las redes, el perfeccionismo…
Yo también lo viví en mi propia piel. Comía para llenar vacíos, para calmar la ansiedad de no sentirme suficiente.
Pero hoy sé que no era hambre de comida. Era hambre de aceptación, de pertenencia, de amor.
Sanar esta herida fue un proceso profundo… de volver a abrazar a esa niña interior que solo quería ser vista, escuchada y amada tal como era.
Y cada vez que una mujer en consulta logra hacerlo, algo se transforma: la comida deja de ser refugio, y vuelve a ser placer, energía, vida.
🌿❗️Porque sanar no es olvidar lo que pasó, es dejar de castigarte por haber sobrevivido como pudiste.
Si alguna vez usaste la comida (u otro parche emocional) para calmar el dolor del rechazo… esta historia también puede sanarte a ti.
Si este mensaje te tocó, compártelo.
No solo para llegar a quienes todavía sanan sus heridas…
sino también a quienes hoy pueden evitar que otro niño, otra niña, aprenda a esconder su dolor detrás de la comida o el silencio. 💛
Juntas podemos crear un mundo donde nadie tenga que esconder el dolor detrás de la comida. 💛
Un abrazo muy cálido,
Daria