26/10/2025
Gritar machista, maltratador, violento, pederasta, controlador, narcisista, delincuente o perturbado no vale.
No les hace cambiar. Nadie se considera agresor, ni ofensor. Se consideran justos, víctimas de la provocación, incomprendidos. No son los malos de su película. En su relato sus acciones tienen sentido, son consecuencias inevitables de causas ajenas. Nunca son culpables, no buscan perdón.
A veces por diversas circunstancias acuden a terapia. Quizás su familia, una situación judicial o un insight magnífico les empujó a buscar ayuda.
En terapia no vale acusar, no sirve. La tarea va a ser otra. Lentamente, con firmeza, pero ajustándonos a su ritmo, queremos que revisen su conducta, sus creencias, sus verdades. Empezar a cuestionar su perspectiva, introducir dudas en su rígida estructura es el primer paso.
Comprender de dónde nacen esos comportamientos y ponerles el rótulo de out of order puede acercarnos a la meta.
Sentirse escuchados sin pegarles etiquetas en la frente ayuda más a su proceso de revisión que incriminarles con gritos.