
18/02/2024
Hoy. 18 de febrero.
Vamos a por uno más, Me digo.
Liv cumpliría 3 años, pienso.
Bsjskapqofj, siento.
Mi útero me recuerda con una ligera sensación que un 18 de febrero fuí madre por segunda vez.
También me recuerda lo que lloré,
lo que sentí, y lo que agradecí.
Y me conecta a ese pensamiento y sensación automática de “nada que celebrar”.
Y cogiendo perspectiva de esa Rosa que se dice nada que celebrar, pequeña, encogida, en posición fetal y luz tenue, aparece una Rosa llena de luz y fuerza. Una Rosa que se plantó a seguir protocolos porque “es lo correcto” y conectó con su instinto, con coherencia, con amor.
Con esa luz que me transmitió Liv al nacer.
Con esa luz que me acompaña desde entonces.
Di a luz a tres hijos, aunque la luz me la reflejan ellos cada vez que me siento perdida.
Ese espejo que me permite ir hacia mi, bien adentro, y dejarme ser, también en la vulnerabilidad.
Hoy, 18 de febrero. Puedo volver a experimentar esa luz, sabiendo, que días antes y quizás días después, pueda conectar también con ese lugar que me recuerda que no estás. Y que también forma parte de mi experiencia en ésta vida, y merece tener su espacio.