
18/09/2025
🌿 Intestino y estrés: una conexión real
El síndrome del intestino irritable (SII) no solo depende de lo que comes. El estrés también puede marcar la diferencia en cómo funciona tu digestión.
Cuando vivimos en estrés crónico, el cuerpo produce más cortisol, lo que puede alterar la motilidad, hacer al intestino más permeable y afectar al equilibrio de la microbiota. Todo esto se traduce en síntomas más intensos como dolor abdominal, gases o cambios en el ritmo intestinal.
Además, la microbiota intestinal participa en la producción de sustancias como la serotonina o el GABA, que influyen tanto en el estado de ánimo como en la salud digestiva. Si se desequilibra, la conexión intestino-cerebro se resiente.
La buena noticia es que trabajar en la gestión del estrés (respiración, descanso, movimiento, mindfulness) y cuidar la alimentación (fibra, prebióticos, probióticos, y en algunos casos psicobióticos) puede ayudar a recuperar el equilibrio.
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