
11/07/2025
A menudo podemos sentir que lo que nos molesta o nos hace sentir “mal” está “fuera” u lo culpamos. La persona que nos irrita, el gesto que no podemos soportar, esa actitud que juzgo, es queja sobre el sistema… Sin darnos cuenta, nos hacemos como víctimas del entorno y en algunos casos queremos comenzar a cambiar el exterior o al otro, pero… ¿y si el mundo fuera un espejo?
Si te miras al espejo y te ves despeinadx, no tiene mucho sentido enojarse ni culpar al espejo de estar despeinadx , o tratar de peinar al reflejo ¿no?. Lo usas como información y señal ya que te muestra que estás despeinadx. Entonces, puedes tomar el poder de la acción de peinarte.
Lo que vemos afuera, muchas veces es un reflejo de algo interno. A eso se le llama PROYECCIÓN. No significa que las demás personas no tengan sus cosas, significa que cuando algo nos activa fuertemente, seguramente eso tenga bastante que ver con nosotrxs y tengamos la oportunidad de mirarlo con humildad y honestidad.
Es de agradecer que esa persona sea “aliada” y podemos agradecer que nos muestre e informe, porque en realidad no está tan separada de nosotrxs. Desde la no dualidad, lo que es dentro es fuera, somos parte de un mismo tejido y cada cual tiene su función y su rol. Por eso, cuando dejamos de reaccionar con el reflejo y empezamos a atender lo que se mueve dentro, algo cambia: desaparece la necesidad de lucha, de defensa y de activación para dar lugar a la paz, la tranquilidad y el amor con aceptación y posibilidad de cambio.
La vida, con sus espejos y situaciones, no quiere castigarnos, quiere ayudarnos a madurar y crecer tomando el poder de la responsabilidad de nuestra vida. Eso nos hace libres porque al asumir nuestra responsabilidad interna, estamos en nuestro centro y solo desde ahí se produce la verdadera transformación (no el tuneado superficial.