29/12/2022
2023
Llegamos, mi perro y yo, cuando hacía apenas pocos minutos que había salido el sol. Con poco margen de error me atrevo a afirmar que éramos los primeros en pisar ese camino ese día. La imagen, hipnótica, de los rayos de sol acariciando las hojas evocaba la afirmación de Theodor Kallifatides de que: "esa es la hora de la poesía. El alba. El amanecer. El resto del día era para los prosistas”.
Rilke temía que la ausencia de poesía hiciera que dejáramos de escuchar, y de asombrarnos, por el canto eterno de la naturaleza. Hermann Hesse creía que los árboles son santuarios que predican la ley originaria de la vida y nos revelan lo eterno. Juan Ramón Jiménez los escuchaba en sus paseos:
“...Los árboles se olvidaron
de mi forma de hombre errante,
y, con mi forma olvidada,
oía hablar a los árboles…"
Y Manuel Machado, poeta igual que su hermano, buscó en la naturaleza el encuentro de la propia naturaleza:
"Árboles, plantas -¡mi campo!-,
con vuestro secreto inmenso,
de magníficas latencias
y de implicaciones lleno,
acudidme, habladme. Dadme
aguas, vuestro limpio espejo
para que yo al fin me vea,
que he vivido siempre huyendo
de mí mismo, y ya no sé
lo que soy ni lo que quiero”
Hice la fotografía y paseamos admirando el bosque. Escuché ruidos de animales, pero con certeza no se si eran animales o dragones. Pues cómo escribió Ursula K. Le guin: “La gente que niega la existencia de los dragones suele acabar devorada por uno. Desde dentro”.
"Quizá todo lo monstruoso, es lo inerme, lo que pide auxilio de nosotros” escribiría Rilke a su amigo Franz Kappus reflexionando sobre dragones y mitos. De Rilke siempre me gusta, en mis clases y charlas, contar la respuesta que dio a un periodista en Viena, que ante la pregunta de cómo pudo un poeta sobrevivir al horror de la primera guerra mundial, respondió: “Sólo tuve dos opciones, ser poeta o volverme loco”. Y según Novalis, poeta y sacerdote era lo mismo al principio. Aquel que ofrece lo sagrado. Igual que los árboles, diría Hesse.
Así que ojalá el 2023 sea más poético y más humano para todos.
Un abrazo.
Jordi Amenós
#2023