06/03/2015
Deporte para plantarle cara a la artritis reumatoide.
Muchas personas piensan que la artritis es una enfermedad que incapacita para la práctica de deporte, sin pararse a pensar lo mucho que este puede ayudar a mejorar la calidad de vida y a reducir los síntomas que la enfermedad provoca. El ejercicio físico es el instrumento ideal para mejorar la capacidad funcional, la masa muscular y la fuerza, además de favorecer la pérdida de grasa corporal. Todo esto, por supuesto, sin hacer que empeoren los síntomas y sin dañar las articulaciones afectadas. Por eso, si estás decidido a empezar a practicar algo de deporte, debes saber que no has podido tomar mejor decisión.
El entrenamiento aeróbico, perfecto para combatir la fatiga
Antes de ponerte manos a la obra, lo ideal es que puedas contar con la ayuda de un profesional que te instruya sobre qué programa de entrenamiento es el más adecuado a tus circunstancias (afectación articular, síntomas, fuerza, etc.). Las posibilidades son muchas, ¿las conoces todas?
- Si nunca antes has practicado ejercicio, lo más recomendable es que comiences con alguna actividad ligera como por ejemplo caminar, que por su sencillez y su facilidad de realizar en cualquier circunstancia te resultará un hábito cómodo y asequible.
- El ciclismo es una actividad que mejorará tu fuerza en las piernas haciendo que disminuya la sensación de fatiga y mejorando, además, tu salud cardiovascular.
- Patinar en línea es una actividad sin impacto que te será de gran ayuda para ganar fuerza y resistencia en las piernas. Sin embargo, mucho ojo, porque si no tienes una buena técnica es muy probable que puedas caerte más de una vez.
- ¿Estás pensando en apuntarte a la moda del running? Antes de empezar debes comentárselo a tu médico. El valorará tu grado de afectación y podrá ayudarte a diseñar un programa de entrenamiento.
- La natación es, con diferencia, la actividad más completa y más recomendada en cualquier caso de artritis. Ten en cuenta que podrás practicarla también durante crisis y periodos de dolor. Además, las actividades en el agua no solo se limitan a la natación: danza acuática, aquagym, aquaerobic… cualquiera de ellas te servirá tanto para trabajar la resistencia como el mantenimiento de la fuerza muscular.
- Puedes practicar cualquiera de estas actividades a una intensidad aproximada de entre el 60 y 80% de la frecuencia cardiaca máxima (se calcula restándole a 220 nuestra edad). Lo ideal es que inviertas al menos 60 minutos y que lo repitas con una frecuencia de entre 3 y 5 días por semana. Y si alternas las actividades, mejor que mejor.
El entrenamiento de fuerza, ideal para reducir la inflamación
Puede ser que tanto el dolor como la pérdida de masa muscular hayan hecho que no tengas tanto vigor como solías tener. Por eso, si tu intención es ganar algo de fuerza a la vez que desarrollar músculo, este tipo de entrenamiento te será de gran ayuda. Además, debes saber que…
- Está comprobado que estos entrenamientos producen una reducción significativa de la inflamación sistémica, el dolor y la rigidez matinal.
- De forma secundaria, también podrás beneficiarte de un descenso de la grasa corporal y una mejora de la capacidad funcional.
- Los ejercicios deben implicar a grandes grupos musculares como espalda, pectorales, piernas… Lo ideal es que practiques un total de 8 o 10 ejercicios intercalando extremidades superiores con ejercicios de extremidades inferiores.
- De forma progresiva, debes ir aumentando la intensidad de los ejercicios hasta llegar al 60-80% de la fuerza máxima en cada ejercicio y realizando un circuito de unas 2-3 repeticiones no más de 2 o 3 días por semana.
Las opciones no acaban aquí
Tampoco podemos olvidarnos de las llamadas gimnasias suaves, igualmente recomendables en casos de artritis. Actividades como pilates, yoga, tai-chi o meditación pueden mejorar notablemente tu flexibilidad, favoreciendo también el rango articular y la conciencia corporal.