28/09/2025
A mamá y papá: por sus enseñanzas y apoyo incondicional.
En la cajita de sueños que he ido llenando desde que tengo memoria, nunca han faltado las palabras mágicas de mamá: “tú puedes lograr todo lo que te propongas, todo.” Nueve pequeñas palabras, inocentes, que han puesto en marcha cualquier meta que inicia como una idea mientras me como el postre o cuento ovejas para dormir. ¿Y si todos los niños y niñas escucharan esas nueve pequeñas palabras, inocentes, cada día?
En cada “papi, voy a…”, resuena el “ok, dime cómo, lo que necesites” envuelto en esa confianza que nos llega a paralizar antes de dar el primer pasito. Como la “niña” de papá, nunca he escuchado un “no”, y es esa misma complicidad la que me impulsa a caminar a pesar de los tropezones, y la que devuelve el ritmo a mis latidos cuando la ansiedad se interpone.
En el primer escalón hacia la cima, se escuchó “toma mi casita, inicia a dar tus consultas ahí”, y desde entonces no hay día que no me sienta cobijada por sus cuidados a pesar de la distancia que el cielo ejerce entre la tierra y el infinito. Aún recuerdo cuando me dijo “no te vayas otra vez”, pero mire 👵🏼, logramos concluirla y seguí visitando y cuidando de mis papás aún estando lejos, la única que faltó aquí es usted abuelita, para completar este festejo.
Y en cada andar, no existió un segundo en el que no dudara de la compañía de Dios para poder avanzar.
Gracias 🤍 ésto no es mío, es nuestro.