17/06/2025
Afilar cuchillos, hachas y navajas es una de las cosas a las que me he aficionado en los últimos años. Da gusto sentir el filo deslizándose suavemente al cortar un limón, una cebolla…
Hoy mientras cocinaba me daba cuenta de que lo malo de esto es que en seguida notas cuando un cuchillo está desafilado.
“Ahora tienes que desarrollar tolerancia a los cuchillos desafilados” me decía Sara, mi pareja.
Que verdad más grande… Y es que eso es exactamente lo esencial en nuestra práctica de yoga.
Una vez has experimentado la calma, la paz, el estado de silencio y equilibrio… alguna vez en la práctica… todo lo que se sale de ahí empieza a pitar.
Y es que alcanzar esto es fácil en realidad, al menos por unos instantes. Lo difícil, y donde empieza el yoga de verdad es aceptar e integrar el caos, el desequilibrio, el ruido, la ansiedad, el estrés…
Porque la vida es esto. No es armónica, no es silenciosa, no es paz y equilibrio. Y pretender lo contrario es vivir en una frustración permanente. En una fantasía.
Aquí está el verdadero sentido de la práctica del yoga; abrazar lo que es, la imperfección de las cosas, su impermanencia, su intensidad y calma chicha… y descubrir la belleza que se encuentra detrás de todo ello.
Te veo en las próximas propuestas, imperfectas pero fascinantes:
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Del 15 al 20 de julio en .retreats
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