18/10/2024
El 1 de noviembre TODOS LOS SANTOS, no es una fecha cualquiera. No es solo una marca en el calendario que anuncia la llegada del frío o el cambio de estación. Es un día sagrado, un día en el que las fronteras entre el presente y el pasado se difuminan, y aquellos que nos han dejado vuelven a estar cerca, en nuestros pensamientos, en nuestros corazones.
¿Se merece esa persona que te quiso tanto solo un vago recuerdo? ¿Merecen su memoria y el inmenso amor que nos brindaron ser representados por unas flores de plástico que no llevan consigo la calidez de lo que fue? Recordar a quienes lo dieron todo por nosotros es un acto de profundo amor, un lazo que nunca se rompe, una conversación silenciosa con aquellos que siguen habitando en nuestros recuerdos.
No se trata solo de visitar una tumba, quitar el polvo o de dejar flores. Se trata de llevar a nuestras nuevas generaciones a conocer esa historia, a entender quiénes fueron aquellos que construyeron el camino que hoy caminamos. Es contarles cómo vivieron, cómo amaron y cómo, a pesar de todo, siguen presentes en nuestras vidas, en nuestras decisiones, en nuestras risas y en nuestros silencios.
El 1 de noviembre no es simplemente un día para el duelo; es un día para la reflexión, para la gratitud. Porque esos seres queridos nos enseñaron que la vida es efímera, que algún día también estaremos ahí, esperando ser recordados. Pero más allá de esa espera, lo que verdaderamente importa es cómo los recordamos hoy. Es un recordatorio de que la muerte no es el final, sino una transformación, y que mientras su memoria viva en nosotros, ellos siguen aquí, acompañándonos en cada paso que damos.
Así que, cuando llegue ese día, no pienses en flores de plástico que no cuentan la verdadera historia. Lleva contigo las flores del recuerdo, del amor eterno, de la gratitud que perdura más allá del tiempo. Llévales a tus hijos, a tus nietos, y háblales de esas personas que un día lo fueron todo para ti, y que hoy son el viento suave que te acaricia en los momentos de calma. Porque honrar su memoria es más que una tradición: es un acto de amor que nos trasciende a todos.
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