Psicóloga. Guicela Blanco

17/06/2025

30/04/2025

No puedes amar bien…
si tienes roto al niño que fuiste.
A veces se te olvida.
Se te olvida que antes de aprender a amar,
hubo un niño adentro de ti
que solo pedía lo básico:
cariño sin condiciones, miradas que no dolieran, palabras que no cortaran.

Y lo ignoraste.

Lo dejaste solo cuando más te necesitaba.
Lo hiciste callar cuando gritaba que tenía miedo.
Le dijiste que no llorara,
que madurara,
que no estorbara.
Le exigiste que aguantara…
cuando lo único que quería era un abrazo.

Y así…
con ese niño herido a tu lado,
saliste a buscar amor.
Con la herida abierta,
con la voz rota,
con el alma arrastrando su niñez como si fuera un error que superar.

Pero no, no se ama bien
con el corazón del niño olvidado.
No se construye futuro
desde un pasado que aún sangra.

Vuelve a él.
Pídele perdón por cada vez que lo hiciste sentirse indigno.
Dile que ya no tiene que esconderse.
Que estás aquí…
y que esta vez,
vas a quedarte.

Porque el amor propio
empieza donde dejaste de cuidarte.
Y ese niño roto…
es tu primer hogar.