14/09/2025
Nadie habla de la muerte que ocurre allí, justo en el momento en que comienza la vida.
Todos miran al bebé, perfecto, frágil, un milagro encarnado, pero nadie la mira a ella. A esa mujer que acaba de dar a luz a algo más que un hijo: dio a luz una nueva identidad, un nuevo cuerpo, un nuevo tiempo. Y, en ese mismo instante, perdió todo lo que sabía de sí misma.
Muere la mujer libre, la que dormía cuando quería.
Muere la mujer que tenía control sobre su propio cuerpo, sobre su propio destino.
Muere la mujer que habló de sí misma en el presente, no solo desde la perspectiva de su hijo.
En lo profundo de su alma, la versión de sí misma que no sabía que sus días estaban contados.
Y nace la madre.
Entre puntos de sutura, sangre y lágrimas.
Nace en el miedo, en la entrega, en el dolor y en el amor más puro y puro que jamás haya existido. Nace en el silencio de noches interminables y en el eco de llantos que nadie oye, ni el del niño ni el suyo. Ser madre es renacer, cargando con el dolor de la mujer que queda atrás.
Es verse como una extraña en el espejo, sin reconocer su cuerpo, sin recordar el último pensamiento que fue solo suyo.
Es amar a alguien más que a nada, mientras intenta desesperadamente no perderse a sí misma.
Es aprender a reconstruirse a pedazos, mientras todos esperan que estés completa.
✍🏼 leidyporto1