
24/01/2025
R•E•I•V•I•N•D•I•C•A•C•I•O•N
Es la palabra que sonaba en mi cabeza cuando Luisa, mi partera me dijo que estaba casi en 10 de dilatación y yo pensaba que tenía 3.
Llevaba casi dos semanas con contracciones que cada día iban paulatinamente subiendo de intensidad. Ese día sentía que estaba cerca ya que pasé una noche con contracciones cada 5 minutos y sentí que rompí fuente pero no fue notorio, pero al igual que el día anterior, la salida del sol llegó y las contracciones se fueron espaciando, tomando algunos intervalos irregulares. Mi esposo llevó a Abi con mi mamá porque así se lo pedí, y yo me quedé en la casa limpiando por si ese sí sería el día.
La mañana transcurrió cuando a medio día sentí ganas de pujar suaves con cada contracción, pero me sentía tranquila, le conté a Luisa y en la tarde llegó a mi casa, pensábamos que aún había mucho tiempo que recorrer para el nacimiento y cuando me revisó, ya venía mi bebé!
No me sentía lista, fue como un balde de agua fría, me sentía súper feliz porque pensé que lo más difícil sería llegar a 8cm de dilatación y para mi sorpresa ya estaba casi en 10cm, pero no sabía que aún faltaba mucho!
Mi bebé venía con la cabeza girada a un lado (no viendo para abajo como normalmente pasa) eso quería decir que necesitaba más espacio para salir, y por tal razón mi parto iba lento y siguió lento a pesar de estar ya dilatada por completo, mi bebé poco a poco se abría espacio, hasta que por fin llegó el momento…
El momento de coronar llegó y para ello transcurrieron casi 10 horas, en las cuales tuve una batalla mental tan grande de dolor, de cansancio, de frustración de querer que la contracción durara más tiempo para poder pujar más y así conocer a mi bebé más rápido, entre cada pujo Luisa iba monitoreando el corazón de mi bebé, gracias a Dios siempre estuvo fuerte, al final me determiné en que saliera y con fuerzas que sólo Dios me dió, llorando y anhelando como una mamífera desesperada, determinada con ojos locos y las hormonas desbordando, la siguiente contracción para conocerla, salió directo al agua! La tomé rápidamente en mis manos y la abracé.
Y porqué reivindicación?
Porque en mi primer parto sufrí de violencia obstetrica, la cual terminó en una cesárea innecesaria, no respetada y con una recuperación lenta y cansada, no se diga la depresión post parto que estuvo fea. Pero Dios me reivindicó en este parto, dándome la oportunidad de poder parir naturalmente en el calor de mi hogar, donde luego de recibir a mi bebé, pudimos descansar en nuestra cama.
Este parto soñado no lo hubiera podido lograr sin la ayuda de mi Dios, de mi esposo, quien fue mi apoyo en todo momento, quien era el que nos guiaba en cada contracción a mi bebé y a mi. Y también no pudo haber sido posible sin mi partera, Luisa. Desde el principio del embarazo la contactamos porque sabíamos que queríamos un parto natural, respetado, con un proveedor que conociera en embarazo, no desde una perspectiva médica, sino que desde una perspectiva natural, completa, donde se viera el embarazo como algo tan normal respetando a la mujer, porque los médicos están para una emergencia ( si teníamos plan B por si se llegaba una). Pero Luisa fue increíble, con su experiencia, carisma, conocimiento y seguimiento! Estamos muy agradecidos con ella.
Este parto no fue producto de la casualidad, lo planificamos, tomamos el curso de preparación al parto que brinda Luisa, leímos libros, evidencia científica, me preparé mentalmente, espiritualmente
Por supuesto que nadie sabía que sería en casa, pero así es como en toda la historia de la humanidad se ha dado a luz, en el lugar seguro de la mujer, hace unas décadas cambió me imagino que para prevenir cualquier emergencia, lo cual puede preverse haciendo un plan de parto ❤️
Andrea Pérez 💕✨🌷