24/10/2014
ABUSO HACIA LA MUJER
El abuso hacia la mujer es una cuestión de género Al hombre se le ha dado a lo largo de la historia un papel de superioridad sobre la mujer en todos los ámbitos. Las mujeres hemos crecido asumiendo y partiendo del hecho de que el hombre es más fuerte, más capaz, más inteligente, más productivo y más libre. Que nuestros derechos son diferentes.
Aprendemos a depender de él y a aceptar lo que nos quiera dar y de la forma como nos quiera tratar. Muchas veces esto es enseñado por el padre y/o la madre y aprendido por el hijo y/o la hija. Así, se va transmitiendo una enseñanza en donde el niño crece integrando esta historia de abuso y superioridad y la niña crece aceptándola y viéndola como normal.
El abuso emocional, físico, sexual y psicológico es parte del paquete con el que venimos las mujeres al mundo.
Aprendemos que le debemos respeto al hombre; respeto que se convierte en sumisión. No nos damos cuenta de que estamos siendo abusadas. Si lo hacemos, mejor callamos. Pareciera que nuestros derechos no tienen equidad y la misma sociedad es muy crítica con la mujer que levanta su voz de protesta.
El primer paso para romper esta relación de dominio es el Empoderamiento de la mujer. Hasta que tomemos conciencia de nuestros propios derechos, hasta que nos transformemos en las conductoras de nuestros propios destinos y de nuestras vidas, hasta que lleguemos a sentir esa fuerza interna y tengamos la capacidad de tomar nuestras propias decisiones, será cuando estaremos rompiendo los esquemas anteriores en camino hacia nuestra propia libertad de ser y de existir.
Las mujeres debemos de aprender a conocer nuestros derechos. Lo que era un tabú en los años 90 en nuestros países centroamericanos ya no lo es y se ha ido avanzando hasta llegar a tocar abiertamente el tema en todos los ámbitos. La igualdad y la equidad de género, en donde Guatemala avanza positivamente, trabajando en leyes de femicidio y otras formas de violencia contra la mujer
Derechos que debemos de conocer y defender las mujeres:
1. Derecho a una vida libre de violencia, tanto en el área privada como pública.
2. Derechos Económicos, acceso a la tierra y a la vivienda, derechos laborales en cuanto a elegir profesión, igualdad en la remuneración de trabajo y al trato.
3. Derechos sociales, igualdad de derechos para tener acceso a la educación, salud y vivienda.
4. Derechos culturales, identidad propia, libertad de religión y una vida libre de prejuicios.
5. Derechos cívicos y políticos. Elegir y ser electas.
6. Derechos sexuales y reproductivos, libre elección y decisión a las relaciones sexuales y a la maternidad. (Diagnóstico, IDHUSAC. 2006)
No olvidemos, que debemos de trabajar individualmente para irnos fortaleciendo y así ir transmitiendo a nuestras hijas e hijos y a la sociedad en general el valor de la mujer. Que sean ellos como futuras generaciones los que también se involucren en este proceso como parte activa y fundamental del cambio.