23/05/2025
Cuando la calma era una amenaza
“Hay personas que solo se sienten vivas cuando hay caos. No porque lo quieran de una manera voluntaria, sino porque es que lo aprendieron así”, refiere la Neuropsicóloga Begoña del Campo, donde el descanso era sinónimo de vulnerabilidad, condiciona profundamente la forma en la que una persona entiende la estabilidad en la vida adulta.
En estos casos, el sistema nervioso se adapta al drama como si fuera el estado normal, y eso puede llevar a sabotear cualquier situación que huela a tranquilidad o bienestar.
”Te aburres de lo sano, desconfías de lo estable, saboteas lo que funciona” este patrón emocional, que muchas veces actúa de forma inconsciente, tiene consecuencias directas en las relaciones personales, en la vida laboral y en el bienestar emocional de quien lo padece. Se trata de una programación que puede ser reeducada, pero que antes debe ser reconocida, para empezar a romper este ciclo: observar con atención qué parte de ti necesita el “ruido” para sentirse vivo o viva, Esa parte que se activa solo cuando hay drama, conflicto, desorden, rechazo, sufrimiento, “Escríbelo, abrázalo, renuncia y empieza a enseñarle que la paz también es una forma de intensidad”,
Este enfoque busca no juzgar esas emociones, sino comprender su origen y acompañarlas con compasión hacia una nueva forma de vivir: una que entienda la calma no como aburrimiento, sino como seguridad.
La paz también puede ser intensa. El mensaje de Begoña del Campo no solo apunta al análisis psicológico, sino también a la transformación personal. Su propuesta invita a replantearse qué significa estar vivo y cómo construir una vida emocional más saludable desde la calma, sin necesidad de vivir en constante alerta e hipervigilancia, hiperocupado, o en constante dolor.
Acostumbrarse al rechazo, a la desvalorización, a migajas de atención o afecto pueden ser arquetipos que al entenderlos pueden desaprenderse, y que en sí mismo, puede ser una forma de sanar!!!