26/03/2024
CÓMO SOBREVIVIR Al VERANO SI ESTÁS EMBARAZADA ???
Durante el embarazo las mujeres somos más sensibles al calor, especialmente durante el último trimestre. Si es tu caso, aquí tienes unos sencillos consejos para hacerte más llevaderas las altas temperaturas.
Que las mujeres embarazadas llevan peor el calor que el resto de las personas es algo sabido. Sin embargo, no se trata de una cuestión relacionada con el peso o con la sensibilidad de la gestante, sino de una consecuencia física natural debido a los cambios que se producen en el cuerpo femenino durante los meses de embarazo.
La progesterona (la hormona del embarazo), provoca un aumento de la temperatura corporal y propicia la aparición del sudor, a lo que hay que sumar una aceleración del metabolismo que genera más calor del habitual.
La sed es la forma que tiene el cuerpo de decirnos que tenemos que hidratarnos. Sin embargo, es un mecanismo "imperfecto", ya que aparece cuando el organismo siente los primeros síntomas de deshidratación. No se trata de alarmarnos cuando tenemos sed, pero sí de evitar tenerla y, en todo caso, de aliviarla en cuanto la notemos.
La deshidratación puede provocar mareos, dolores de cabeza, incluso contracciones durante el último trimestre del embarazo. Además, una buena hidratación favorece el tránsito intestinal y disminuye las posibilidades de sufrir cistitis, eliminando así estos problemas tan habituales durante el embarazo. Los calambres en las piernas también pueden ser fruto de la deshidratación y no de una falta de potasio.
Síntomas del golpe de calor
El golpe de calor es la expresión grave de la deshidratación y hay que acudir al médico con urgencia, tanto si estás embarazada como si no. Los más sensibles a sufrirlo son los niños, los ancianos y las embarazadas.
-Temperatura corporal elevada por encima de 39,5 grados centígrados
-Piel enrojecida y seca
-Pulso rápido e intenso
-Dolor de cabeza
-Mareos y vértigo
-Nauseas y vómitos
-Inconsciencia
Claves para refrescarte
La prevención es imprescindible para evitar la deshidratación y para aliviar el calor.
Consumir líquidos:
El agua es el líquido por excelencia para hidratarnos pero no el único, por lo que tampoco debemos abusar. Lo apropiado es consumir entre litro y medio y tres litros de líquido (no sólo de agua) al día.
Además del agua, se recomienda tomar zumos naturales, bebidas isotónicas, infusiones o batidos. También se pueden consumir refrescos, si bien de modo ocasional por su alto contenido en azúcar y en gas. Sin embargo, el alcohol debe quedar fuera de la dieta, porque, además se ser negativo para el feto, deshidrata, consiguiendo el efecto contrario al que buscamos.
Adaptar la dieta:
Los alimentos también tienen agua, por lo que es recomendable adaptar la dieta a las necesidades de líquido del organismo y en verano encontramos frutas muy apropiadas para conseguirlo como la sandía o el melon. Las frutas y las verduras deben ser protagonistas en tu alimentación cotidiana.
Ventilar la casa:
Procura tener la casa ventilada a una buena temperatura. No es imprescindible el aire acondicionado, aunque sí puedes utilizar algún ventilador. De todos modos, recuerda que para ventilar la casa lo mejor es hacerlo a primera hora de la mañana o por la noche. Durante el día mantén la persianas desplegadas para que el sol no incida directamente en tus ventanas. Los abanicos también son buenos aliados con el calor, sin riesgo de enfriamientos que puedan provocarte algún resfriado.
Ropa fresca:
Los tejidos naturales, los colores claros y la ropa holgadas son los mejores aliados para vestir en verano durante el embarazo. Además, no dudes en utilizar gorras y sombreros que protejan la piel de tu rostro del sol y eviten la incidencia de los rayos solares sobre tu cabeza.
Duchas templadas:
Cuando tengas calor puedes recurrir a una refrescante ducha. Para ello no es necesario que el agua esté fría. Lo recomendable es que esté tibia para ayudarte a regular la temperatura corporal ya que si te duchas con agua fría, tu cuerpo puede responder generando más calor. Un par de grados menos de lo habitual es suficiente para refrescarte y tonificarte.
A la sombra:
Procura permanecer en lugares frescos y a la sombra. Los baños de sol no están recomendados por lo que lo mejor es mantenerte bajo la sombrilla y evitar las horas de mayor calor si vas a la playa o a la piscina. Del mismo modo, los paseos o el deporte hay que hacerlo a primera hora de la mañana o al atardecer.
Doctora Tere Moreno / Ginecóloga San Pedro Sula
Citas al 9882-6500