03/12/2025
La Navidad llega cada año envuelta en luces, expectativas y rituales… pero no siempre en calma. Y está bien que así sea, no todas las historias se sienten festivas en diciembre.
A veces, las sombras también hacen presencia. Hay quienes atraviesan tensiones familiares, quienes enfrentan silencios incómodos, quienes extrañan a alguien que ya no está para compartir la mesa. También están las madres y padres que viven estas fechas después de una pérdida, o las personas que simplemente no tienen con quién pasar las fiestas y sienten un peso que el ambiente navideño no logra aliviar.
En esta época, la ansiedad puede disfrazarse de alegría, se esconde detrás de horarios saturados, compromisos que cansan y sonrisas que brillan hacia afuera, aunque tiemblen por dentro. Pero lo que se calla no se resuelve; solo se acumula.
Quienes viven con dificultades emocionales suelen necesitar estabilidad, y diciembre, con su intensidad, puede hacer más visible aquello que intentamos sostener en silencio. Si notas que esta temporada te invade la tristeza, agotamiento, desesperanza o la sensación de no poder disfrutar, recuerda que no es debilidad. Puede ser un signo de que tu salud mental necesita atención y un espacio seguro para ser escuchada. Buscar apoyo psicológico es un acto de cuidado.
Este año, permítete un diciembre más honesto y humano. Sin disfraces de fortaleza, sin forzarte a encajar en lo que todos celebran. La paz no se impone, no se fabrica; se reconoce, cultiva y protege.
Que este mes no cruce tus límites. Que este mes te acompañe. Que puedas elegir lo que te hace bien y soltar lo que te lastima.
Y si conoces a alguien que podría estar viviendo un momento difícil, comparte este mensaje. En ocasiones, un gesto simple es el puente que alguien necesita para sentirse visto, acompañado y sostenido.
Un abrazo
Psic. Paola Vargas