16/03/2023
https://www.facebook.com/100067361556896/posts/539216835000364/?mibextid=Nif5oz
- ¿Cuántas travesuras hiciste hoy? -, le pregunté al chamaquito de seis años que llegó de ‘comparsa’ al consultorio, acompañando a su hermanito menor.
Se me quedó mirando raro…
- Ok, ¿Cuántas diabluras hiciste? -, corregí la pregunta por si el término ‘travesuras’ resultaba complicado.
Se me quedó mirando más raro…
Intervino su mamá:
- Él no hace travesuras, doctor. – Se sienta con su celular y se queda quietecito todo el día.
Me dieron ganas de llorar.
Sé que es una batalla perdida. Que no podré convencer a los papás y cuidadores de que eviten el celular hasta que el niño tenga doce años.
Sé que no escuchan cuando les digo que el celular en edades tempranas interrumpe el desarrollo del cerebro y que no es recuperable, porque se pierde el momento biológico, sé que no les importa cuando les digo que la capacidad del niño de relacionarse con personas y sus habilidades sociales quedarán irremediablemente dañadas…
Sé que no me escucharán cuando les diga que el uso de pantallas retrasa el inicio del lenguaje…
Sé que a esos papás no les importa y no me escuchan, porque ellos también están metidos en su propio celular.
Sé pues, que es una batalla perdida y que yo no tengo la culpa, pero eso no impide que me den ganas de llorar cuando veo cada vez más y más niños que no saben hacer travesuras o diabluras porque… están sentaditos con su celular.