25/09/2025
.
laudes, oficio del día y evangelio
laudes para jueves 25 septiembre 2025
________________________
________________________
Páginas de apoyo para el jueves 25 septiembre 2025
Tomo 4
Año 1
Ciclo C
OFICIO DIVINO
inv 753
himno 753
salmo 754
1ra 778
2da 781
final 283
_________________________
LAUDES
jueves 1 Del salterio
jueves 25 ordinario
Invitatorio 753
Himno 753
Salmodia 757
Breve 761
1ra lectura 278
2da lectura 281
Evangelio Lc 9 7-9
C evangelico 761
Preces 761
Final 763
___________________
VÍSPERAS
himno 766
salmo 767
breve 771
evang 771
preces 771
final 772
-----------------------------------‐---
---------------------------------------
*LAUDES*
(Oración de la mañana)
INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Venid, adoremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
*Himno:*
CRECE LA LUZ BAJO TU HERMOSA MANO.
Crece la luz bajo tu hermosa mano,
Padre celeste, y suben
los hombres matutinos al encuentro
de Cristo Primogénito.
El hizo amanecer ante tus ojos
y enalteció la aurora,
cuando aún no estaba el hombre sobre el mundo
para poder cantarla.
El es principio y fin del universo,
y el tiempo, en su caída,
se acoge al que es la fuerza de las cosas
y en él rejuvenece.
Él es quien nos reanima y fortalece,
y hace posible el himno
que, ante las maravillas de tus manos,
cantamos jubilosos.
He aquí la nueva luz que asciende y busca
su cuerpo misterioso;
he aquí, en la claridad de la mañana,
el signo de tu rostro.
Envía, Padre eterno, sobre el mundo
el soplo de tu Hijo,
potencia de tu diestra y primogénito
de todos los que mueren. Amén.
*SALMODIA*
Ant 1. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Salmo 56 - ORACIÓN MATUTINA DE UN AFLIGIDO.
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
al Dios que hace tanto por mí:
desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones
devoradores de hombres;
sus dientes son lanzas y flechas,
su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una red a mis pasos
para que sucumbiera;
me han cavado delante una fosa,
pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Despertad, cítara y arpa; despertaré a la aurora.
Ant 2. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Cántico: FELICIDAD DEL PUEBLO REDIMIDO Jr 31, 10-14
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño;
porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor:
hacia el trigo y el vino y el aceite,
y los rebaños de ovejas y de vacas;
su alma será como un huerto regado,
y no volverán a desfallecer.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus p***s;
alimentaré a los sacerdotes con manjares sustanciosos,
y mi pueblo se saciará de mis bienes.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Mi pueblo se saciará de mis bienes», dice el Señor.
Ant 3. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.
Salmo 47 - HIMNO A LA GLORIA DE JERUSALÉN
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra:
el monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos;
allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre.
¡Oh Dios!, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, ¡oh Dios!, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia:
el monte Sión se alegra,
las ciudades de Judá se gozan
con tus sentencias.
Dad la vuelta en torno a Sión,
contando sus torreones;
fijaos en sus baluartes,
observad sus palacios,
para poder decirle a la próxima generación:
«Este es el Señor, nuestro Dios.»
Él nos guiará por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios.
*LECTURA BREVE*
Is 66,1-2
Así dice el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies: ¿Qué templo podréis construirme?; ¿o qué lugar para mi descanso?
Todo esto lo hicieron mis manos, todo es mío —oráculo del Señor—. En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.»
RESPONSORIO BREVE
V. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
V. Guardaré tus leyes.
R. Respóndeme, Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te invoco de todo corazón, respóndeme, Señor.
jueves 25 ordinario
1ra a
*PRIMERA LECTURA*
Del libro del profeta Isaías 9,7—10,4
CASTIGO DE LA SOBERBIA Y DE LAS INJUSTICIAS DE ISRAEL
El Señor ha lanzado una palabra contra Jacob, y ha caído en Israel; la entenderá el pueblo entero, Efraím y los habitantes de Samaria, que van diciendo con soberbia y presunción:
«Si han caído los ladrillos, construiremos con sillares; si han derribado el sicómoro, lo sustituiremos con un cedro.»
El Señor alzará al enemigo contra ellos y azuzará a sus adversarios: al oriente, Damasco, al poniente, Filistea, devorarán a Israel a boca llena.
Con todo esto no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.
Pero el pueblo no se ha vuelto hacia el que lo hería, no ha buscado al Señor de los ejércitos.
El Señor cortará cabeza y cola, palmera y junco en un solo día. (El anciano y el noble son la cabeza, el profeta impostor es la cola). Los que guían al pueblo lo extravían, los guiados se han perdido.
Por eso el Señor no se apiada de los jóvenes, no se compadece de huérfanos y viudas; porque todos son impíos y malvados, y toda boca profiere infamias. Con todo esto no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.
La maldad está ardiendo como fuego que consume zarzas y cardos: prende en la espesura del bosque, y levanta remolinos de humo.
Con la ira del Señor arde el país, y el pueblo es pasto del fuego: cada uno devora la carne de su prójimo y ninguno perdona a su hermano; se muerde a la derecha y se sigue con hambre, se devora a la izquierda y no se sacian.
Manasés contra Efraím, Efraím contra Manasés, y juntos los dos contra Judá. Con todo esto no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.
¡Ay de los que decretan decretos inicuos, y de los notarios que registran sentencias injustas, que echan del tribunal al desvalido y despojan a los pobres de mi pueblo, que hacen su presa de las viudas y roban a los huérfanos!
¿Qué haréis el día de la cuenta, cuando la tormenta venga de lejos? ¿A quién acudiréis buscando auxilio, y dónde dejaréis vuestra fortuna? Iréis encorvados con los prisioneros y caeréis con los que mueren.
Con todo esto no se aplaca su ira, sigue extendida su mano.
RESPONSORIO Lm 2, 1
R. ¡Cómo ha cubierto de oscuridad el Señor en su cólera a la hija de Sión!
* Ha precipitado del cielo a la tierra el esplendor de Israel.
V. No se ha acordado del estrado de sus pies en el día de su ira.
R. Ha precipitado del cielo a la tierra el esplendor de Israel.
1ra B
*PRIMERA LECTURA*
Del libro de Tobit 6,1-22
VIAJE DE TOBÍAS CON EL ÁNGEL
Cuando salieron el muchacho y el ángel, el perro se fue con ellos. Caminaron hasta que se les hizo de noche, y acamparon junto al río Tigris.
El muchacho bajó hasta el río a lavarse los pies, y un pez enorme saltó del río intentando arrancarle un pie; Tobías dio un grito, y el ángel le dijo:
«¡Cógelo, no lo sueltes!»
Tobías sujetó al pez y lo sacó a tierra. Entonces, el ángel le dijo:
«Ábrelo, quítale la hiel, el corazón y el hígado, y guárdalos, porque sirven como remedios; los intestinos, tíralos.»
El chico abrió el pez y juntó la hiel, el corazón y el hígado; luego, asó un trozo del pez, lo comió y saló el resto.
Siguieron su camino juntos hasta llegar a Media. Entonces, Tobías preguntó al ángel:
«Amigo Azarías, ¿qué remedios se sacan del corazón, el hígado y la hiel del pez?»
El ángel respondió:
«Si a un hombre o a una mujer le dan ataques de un demonio o un espíritu malo, se queman allí delante el corazón y el hígado del pez, y ya no le vuelven los ataques.
Y, si uno tiene manchas blancas en los ojos, se le unta con la hiel; luego, se sopla, y queda curado.»
Habían entrado ya en Media, y estaban cerca de Ecbatana, cuando Rafael dijo al chico:
«Amigo Tobías.»
Él respondió:
«¿Qué?»
Rafael dijo:
«Hoy vamos a hacer noche en casa de Ragüel. Es pariente tuyo, y tiene una hija llamada Sara.
Es hija única. Tú eres el pariente con más derecho a casarse con ella y a heredar los bienes de su padre. La muchacha es formal, decidida y muy hermosa, y su padre es de buena posición.»
Luego, siguió:
«Tú tienes derecho a casarte con ella. Escucha, amigo.
Esta misma noche hablaré al padre acerca de la muchacha, para que te la reserve como prometida. Y, cuando volvamos de Ragués, hacemos la boda.
Estoy seguro de que Ragüel no va a poner obstáculos ni la va a casar con otro, pues se expondría a la pena de muerte, según la ley de Moisés, sabiendo como sabe que su hija te pertenece a ti antes que a cualquier otro.
De manera que escucha, amigo. Esta misma noche vamos a tratar acerca de la muchacha y hacemos la petición de mano. Luego, cuando volvamos de Ragués, la recogemos y la llevamos con nosotros a tu casa.»
Tobías le dijo:
«Amigo Azarías, he oído que ya se ha casado siete veces, y todos los maridos han mu**to en la alcoba la noche de bodas, cuando se acercaban a ella.
He oído decir que los mataba un demonio; y como el demonio no le hace daño a ella, pero mata al que quiere acercársele, yo, como soy hijo único, tengo miedo de morirme y de mandar a la sepultura a mis padres del disgusto que les iba a dar. Y no tienen otro hijo que pueda enterrarlos.»
El ángel le preguntó:
«¿Y no te acuerdas de las recomendaciones que te hizo tu padre, que te casaras con una de la familia?
Mira, escucha, amigo, no te preocupes por ese demonio; tú, cásate con ella; sé que esta misma noche te la darán como esposa.
Y, cuando vayas a entrar en la alcoba, coge un poco del hígado y del corazón del pez y échalo en el brasero del incienso. Al esparcirse el olor, en cuanto el demonio lo huela, escapará y ya no volverá a aparecer cerca de ella.
Cuando vayas a unirte a ella, levantaos antes los dos, haced oración, pidiendo al Señor del cielo que os conceda su misericordia y que os proteja.
No temas; que ella te está destinada desde la eternidad; tú la salvarás, ella irá contigo, y pienso que te dará hijos muy queridos. No te preocupes.»
Al oír Tobías lo que iba diciendo Rafael, y que Sara era pariente suya, de la familia de su padre, le tomó cariño y se enamoró de ella.
RESPONSORIO Tb 4, 6; 13, 12
R. Acuérdate del Señor toda tu vida;
* no consientas en pecado ni quebrantes sus mandamientos.
V. Da gracias al Señor como es debido y bendice al Rey de los siglos.
R. No consientas en pecado ni quebrantes sus mandamientos.
*SEGUNDA LECTURA*
Del Sermón de san Agustín, obispo, Sobre los pastores
(Sermón 46, 24-25. 27: CCL 41, 551-553)
EN PASTOS JUGOSOS APACENTARÉ A MIS OVEJAS
Las sacaré de entre los pueblos, las congregaré de entre las naciones, las traeré a su tierra, las apacentaré en los montes de Israel.
Para ti, Israel, el Señor constituyó montes, es decir, suscitó profetas que escribieran las divinas Escrituras.
Apacentaos en ellas y tendréis un pasto que nunca engaña. Todo cuanto en ellas encontréis gustadlo y saboreadlo bien; lo que en ellas no se encuentre repudiadlo.
No os descarriéis entre la niebla, escuchad más bien la voz del pastor. Retiraos a los montes de las santas Escrituras, allí encontraréis las delicias de vuestro corazón, nada hallaréis allí que os pueda envenenar o dañar, pues ricos son los pastizales que allí se encuentran.
Venid, pues, vosotras, solamente vosotras, las ovejas que estáis sanas; venid, y apacentaos en los montes de Israel.
En los ríos y en los poblados del país.
Desde los montes que os hemos mostrado fluyen, abundantes, los ríos de la predicación evangélica, de los cuales se dice: A toda la tierra alcanza su pregón; a través de estos ríos de la predicación evangélica el mundo entero se ha convertido en alegre y rico pastizal, donde pueden apacentarse los rebaños del Señor.
Las apacentaré en ricos pastizales, tendrán sus dehesas en los montes más altos de Israel, esto es, hallarán un lugar del que podrán decir:
«Bien estamos aquí; aquí hemos encontrado y nos han manifestado la verdad; no nos han engañado.»
Se recostarán bajo la claridad de Dios, y en la luz de Dios encontrarán su descanso. Dormirán, es decir, descansarán, se recostarán en fértiles campos.
Y pastarán pastos jugosos en los montes de Israel. Ya hemos dicho más arriba que los montes de Israel son unos montes buenos, hacia los cuales levantamos nuestros ojos, pues de ellos nos viene el auxilio.
Aunque, en realidad, el auxilio nos viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Por ello, para que no pongamos nuestra confianza en un monte, por muy bueno que nos parezca, se nos dice a continuación: Yo mismo apacentaré a mis ovejas.
Levanta, pues, tus ojos a los montes, de donde te vendrá el auxilio, pero espera únicamente en el que te dice: Yo mismo te apacentaré, pues, tu auxilio te viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Y concluye, diciendo: Las apacentaré con justicia. Fíjate cómo él es el único que puede apacentar con justicia.
Pues, ¿quién puede juzgar al hombre? La tierra entera está llena de juicios temerarios.
En efecto, aquel de quien desesperábamos, en el momento menos pensado, súbitamente se convierte y llega a ser el mejor de todos.
Aquel, en cambio, en quien tanto habíamos confiado, en el momento menos pensado, cae súbitamente y se convierte en el peor de todos.
Ni nuestro temor es constante ni nuestro amor indefectible.
Lo que sea en el día de hoy el hombre ap***s si lo sabe el propio hombre, aunque, quizá, en alguna manera, lo que es hoy sí que puede saberlo; pero lo que uno será mañana ni uno mismo lo sabe.
El Señor, en cambio, que conoce lo que hay en el hombre, puede apacentar con justicia, dando a cada uno lo que necesita:
A éste, esto; a ése, eso; a aquél, aquello: a cada cual según sus propias necesidades, pues él sabe bien qué es lo que debe hacer.
Cuando el Señor apacienta con justicia, redime a los que juzga; por tanto, el Señor apacienta con justicia.
RESPONSORIO Jn 10, 14; Ez 34, 11. 13
R. Yo soy el buen Pastor,
* y conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
V. Yo mismo buscaré mis ovejas, y seguiré sus huellas, y las sacaré de entre los pueblos y las apacentaré.
R. Yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí.
evangelio
evangelio para el jueves 25 septiembre 2025
Texto del Evangelio (Lc 9,7-9):
En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los mu**tos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo.
¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?» (…).
palabra del Señor
gloria a ti Señor Jesús
(hacer breve reflexión sobre salmos lecturas y evangelio)
*CÁNTICO EVANGÉLICO*
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sirvamos al Señor con santidad y nos librará de la mano de nuestros enemigos.
*PRECES*
Demos gracias a Cristo que nos ha dado la luz del día y supliquémosle diciendo:
*Bendícenos y santifícanos, Señor.*
Tú que te entregaste como víctima por nuestros pecados,
acepta los deseos y las acciones de este día.
*Bendícenos y santifícanos, Señor.*
Tú que nos alegras con la claridad del nuevo día,
sé tú mismo el lucero brillante de nuestros corazones.
*Bendícenos y santifícanos, Señor.*
Haz que seamos bondadosos y comprensivos con los que nos rodean
para que logremos así ser imágenes de tu bondad.
*Bendícenos y santifícanos, Señor.*
En la mañana haznos escuchar tu gracia
y que tu gozo sea hoy nuestra fortaleza.
*Bendícenos y santifícanos, Señor.*
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Fieles a la recomendación del salvador, digamos llenos de confianza filial:
Padre nuestro...
*ORACION*
Dios todopoderoso y eterno, humildemente acudimos a ti, al empezar el día, a media jornada y al atardecer, para pedirte que, alejando de nosotros las tinieblas del pecado, nos hagas alcanzar la luz verdadera que es Cristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
..