Gloria al señor

Gloria al señor Un lugar donde estaremos más cerca de ti , con Dios , Jesus y María

LITURGIA 19 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde20ª Semana del Tiempo Ordinario Lectura del Santo Evangelio ...
18/08/2025

LITURGIA 19 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
20ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 19,23-30.
Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.
Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Se puede realmente alcanzar la paz interior y la serenidad buscando las ofrendas efímeras de este mundo?

La fortuna, la fama e incluso el poder jamás podrán darnos la paz duradera que anhela nuestro corazón. Podemos poseer todas las riquezas que este mundo ofrece, pero no servirán de nada si no tenemos paz interior, serenidad y, sobre todo, a Dios. Basta con observar las vidas de muchas personas ricas, famosas y poderosas que, a pesar de tenerlo todo, terminaron sus vidas en la desesperación. Sus historias nos recuerdan que las riquezas mundanas no pueden llenar el vacío del alma.

En el Evangelio de hoy, Jesús dijo a sus discípulos que es difícil para un rico entrar en el Reino de los Cielos. Se refería al hombre rico que no pudo desprenderse de sus tesoros por el bien de los pobres y por seguirlo. Jesús lo invitó amorosamente a ser su discípulo, pero él rechazó la gloriosa oferta, aferrándose en cambio a sus riquezas. Qué decisión tan trágica: rechazar las riquezas eternas por posesiones temporales. (Mateo 19:16-22)

Ser rico no es pecado. Pero las riquezas se convierten en una trampa peligrosa cuando ocupan el lugar de Dios en nuestros corazones. Cuando la riqueza se convierte en nuestro ídolo, cuando no podemos desprendernos de ella ni siquiera por amor al Reino de Dios, corremos el riesgo de perder no solo nuestra paz, sino también nuestra vida eterna. Cuando nos enamoramos de las riquezas efímeras, comenzamos a justificarlo todo, incluso los mismos pecados que Jesús detesta, con tal de conservar o acumular más riquezas.

Por ejemplo, podemos dejarnos esclavizar por la avaricia, tratando la riqueza como nuestro dios. Algunos incluso pueden caer en la corrupción o comprometer sus valores solo para ganar más. Este es el peligro espiritual del que Jesús nos advierte cuando dijo: «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios». Esta poderosa hipérbole no pretende desanimarnos, sino despertarnos. Nos llama a examinar: ¿Servimos a Dios o a la riqueza?

Pensándolo bien, ¿es malo ser rico? Por supuesto que no, siempre y cuando no hagamos de nuestras riquezas terrenales nuestro dios. La riqueza, al ponerla al servicio del Reino de Dios, se convierte en una bendición. Imagina usar nuestras riquezas para alimentar a los hambrientos, vestir a los pobres, edificar la Iglesia y compartir el Evangelio. La verdad es esta: cuanto más damos nuestras riquezas por amor y servicio, más aptos nos hacemos para el Reino de Dios.

Dios no nos creó para ser esclavos de riquezas perecederas. Nos creó para aspirar libremente a su Reino en el cielo, donde la verdadera paz y serenidad moran para siempre. No nos dejemos aprisionar por la falsa seguridad de las riquezas. En cambio, aferrémonos a Cristo, el tesoro eterno, porque solo en Él reside la paz que el dinero no puede comprar.

¿Te dejas esclavizar por las riquezas materiales?

LITURGIA 18 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde20ª Semana del Tiempo Ordinario Lectura del Santo Evangelio ...
17/08/2025

LITURGIA 18 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
20ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 19,16-22.
Luego se le acercó un hombre y le preguntó: "Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".
"¿Cuáles?", preguntó el hombre. Jesús le respondió: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo".
El joven dijo: "Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?".
"Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Lo dejarías todo para seguir a Jesús?

Tan cerca y tan lejos a la vez: esta era quizás la situación del joven que se acercó a Jesús y le preguntó qué debía hacer para heredar la vida eterna. Ya había cumplido los mandamientos fielmente, pero cuando Jesús le dijo que vendiera todas sus posesiones, diera el dinero a los pobres y luego lo siguiera, sintió un gran pesar. Se alejó en silencio, incapaz de desprenderse de sus muchas posesiones terrenales.

Este joven refleja a muchos de nosotros hoy. En el fondo, deseamos seguir al Señor plenamente, pero nos cuesta soltar las cosas de este mundo. La riqueza, la comodidad y la seguridad nos susurran: "Aférrate", pero Jesús nos invita amorosamente a "dejar ir". ¿Qué tiene la riqueza que esclaviza nuestro corazón? No podemos llevárnosla a la tumba. No podemos aferrarnos a ella cuando la edad nos debilita, porque con el tiempo pasará a manos de alguien más, o incluso se perderá por completo.

San Francisco de Asís comprendió esta verdad. Aunque nació en la riqueza y la nobleza, lo entregó todo para poder responder con todo su corazón al llamado de Dios. Su entrega radical nos recuerda que la verdadera alegría y la libertad no provienen de poseer mucho, sino de dar mucho. La voluntad de Dios para nosotros también es compartir nuestras bendiciones para que otros puedan vivir y tener esperanza a través de ellas. Esta entrega nunca es fácil: requiere un cambio de actitud, un reordenamiento de prioridades y un estilo de vida arraigado no en uno mismo, sino en Cristo.

Sin embargo, quizás Dios no te esté pidiendo que lo abandones todo como lo hizo Francisco. Muchos tenemos familias que alimentar, hijos que criar y responsabilidades que cumplir. Aun así, no estamos exentos de la generosidad. Lo que importa no es la cantidad que damos, sino el amor con el que la damos. Una pequeña ofrenda, cuando surge de un corazón de fe, se convierte en un gran tesoro a los ojos de Dios.

Seguir a Jesús siempre cuesta algo. Seguir sus pasos significa soltar aquello a lo que más nos aferramos, ya sean las riquezas, el orgullo, las ambiciones o incluso nuestros miedos. Pero cuando nos soltamos, le damos espacio para que nos llene de algo infinitamente mayor: su amor, su paz, su vida eterna.

¿Eres como el joven del Evangelio de hoy, que se marchó triste por tener muchas posesiones? ¿O eres como san Francisco de Asís, que lo entregó todo para acoger la llamada del Señor?

LITURGIA 17 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde20º Domingo del Tiempo Ordinario Lectura del Santo Evangelio...
16/08/2025

LITURGIA 17 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
20º Domingo del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 12: 49-53.
Jesús dijo a sus discípulos: "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!
Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!
¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división.
De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Ha habido algún momento en tu familia en el que, en tu afán por corregir un error, te hayas encontrado creando conflicto? Quizás le recordaste con cariño a tu cónyuge que llegara temprano a casa y no se quedara con los amigos después del trabajo —no por descontrol ni por regaños, sino por amor y preocupación— porque sabías que llegar tarde a menudo significaba llegar un poco borracho.

En el Evangelio, Jesús nos llama a la valentía. Nos invita a hablar claro cuando vemos a un ser querido desviarse del buen camino. A veces, hablar con verdad en amor puede levantar muros temporales entre nosotros. Sin embargo, si estos muros se construyen con verdad, valen la pena, porque la verdad es precisamente lo que nos hará libres.

Piénsalo: si presenciamos inmoralidad en la familia —un esposo o esposa que "juega con fuego"—, ¿debería el otro cónyuge simplemente ignorarlo, fingiendo no ver ni oír nada malo ante una falta de respeto tan flagrante y un comportamiento satánico? ¡Claro que no! El amor exige que hablemos. El silencio en un momento así no es bondad, sino rendición a la lenta corrosión del alma por el pecado.

La tragedia para algunos es que optamos por la pasividad. Cerramos los ojos ante las malas acciones, no porque las aprobemos, sino porque tememos la división o el conflicto que puedan derivar. Pero este miedo es infundado. Jesús no nos llama a la comodidad; nos llama a la santidad, y la santidad a menudo requiere confrontar lo que está mal.

Esta mentalidad de silencio es peligrosamente errónea. Nuestro Señor nos pide que, siempre que veamos el pecado en acción, denunciemos no solo el acto, sino el mal que se esconde en él, incluso si hacerlo implica soportar relaciones tensas durante un tiempo. ¿Por qué? Porque el mal nunca se corregirá por sí solo mediante el silencio.

Así que, en lugar de callar, con amor y humildad, hablemos claro. No nos cansemos de exponer las malas acciones hasta que la oscuridad se disipe y el malhechor sea liberado.

Recordemos: en Cristo, el objetivo nunca es destruir, sino sanar; Nunca condenar, sino restaurar. Hablar la verdad con amor no se trata de ganar una discusión, sino de ganar un alma para Dios.

LITURGIA 16 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde19ª Semana del Tiempo Ordinario Lectura del Santo Evangelio ...
15/08/2025

LITURGIA 16 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
19ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 19: 13-15.
Le trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron,
pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos".
Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Llevas a tus hijos a la iglesia a la Santa Misa? ¿Te tomas el tiempo para hablarles de Jesús? ¿Les lees la vida de Jesús en la Biblia? Estos no son simples actos casuales de crianza, sino oportunidades sagradas para acercar el corazón de nuestros hijos a Aquel que más los ama.

¿Por qué es tan importante acercar a nuestros hijos a Jesús? Ante todo, les asegura un buen futuro, no solo en este mundo fugaz, sino en la eternidad. Esta es la promesa de Jesús: darles a nuestros hijos un futuro brillante y piadoso, medido no con los estándares superficiales de este mundo, sino con su propio estándar divino.

Imagínense: si nuestros hijos crecen cerca de Jesús, ¡cuán diferentes serán sus vidas! Tendríamos menos preocupaciones y angustias porque serían guiados diariamente por su mano. Su presencia en sus corazones serviría de brújula, dirigiendo sus pasos hacia lo puro, verdadero y santo.

Sin embargo, algunos padres hoy dudan en acercar a sus hijos a Cristo. Temen que sus hijos o hijas se sientan llamados al sacerdocio o a la vida religiosa. ¿Y su razón? "No hay dinero en eso". Es cierto, puede que haya poca ganancia económica en estas vocaciones. Pero recordemos: no fuimos creados para vivir solo por el dinero. Fuimos creados para vivir las enseñanzas de Jesús, para amar como Él ama y para caminar hacia el cielo.

¿De qué les serviría a nuestros hijos tener todas las riquezas del mundo y, sin embargo, carecer de la presencia de Jesús en sus vidas? Cuando guiamos a nuestros hijos a Cristo, no solo estamos invirtiendo en su futuro eterno, sino que también estamos asegurando nuestro propio lugar con Él en la vida venidera.

LITURGIA 14 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Blanco19ª Semana del Tiempo Ordinario La Asunción de la Bienavent...
14/08/2025

LITURGIA 14 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Blanco
19ª Semana del Tiempo Ordinario
La Asunción de la Bienaventurada Virgen María

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 1,39-56.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Sigue siendo relevante el amor desinteresado hoy en día?

El amor desinteresado es una virtud rara y preciosa en nuestro mundo actual. A menudo vemos una mentalidad egocéntrica o egocéntrica: el amor redefinido como autocuidado o amor propio, como dicen. Nos aseguramos de satisfacer nuestras necesidades antes de siquiera pensar en entregarnos a los demás. Y así, poco a poco, olvidamos cómo vivir como personas para los demás.

Sin embargo, al hacerlo, pasamos por alto una verdad profunda: cuando somos desinteresados, infundimos vida, alegría y esperanza en los corazones de los demás. Los bendecimos cuando nos entregamos sin contar el costo. Y las bendiciones que derramamos silenciosamente regresan a nosotros, a veces de maneras que menos esperamos, pero siempre de maneras que nos conmueven.

La Santísima Madre nos muestra la belleza de ese amor. No se dejó consumir por su propia comodidad. Incluso en los tiernos meses de su propio embarazo, hizo el largo viaje hasta su prima Isabel, ofreciéndole su presencia, su cuidado y su amor. Se quedó hasta que Isabel dio a luz, asegurándose de que recibiera apoyo y consuelo durante un momento delicado. ¿Qué amor podría ser más grande que entregarse por completo cuando uno también lo necesita?

En esta época, cuando tantos se preocupan por la felicidad personal, la validación en las redes sociales y la realización personal, el ejemplo de María es una invitación amable pero firme: Mira más allá de ti mismo. Observa las necesidades de los demás. Ama incluso cuando anhelas ser amado.

¿Quiénes son quienes más necesitan nuestro amor? Empecemos por nuestras madres. Al igual que Isabel, nos han llevado en su vientre, nos han cuidado y orado por nosotros. Envejecen cada día, y aunque no notemos los cambios sutiles, llegará el día en que ya no estarán con nosotros. Mientras estén aquí, amémoslas de una manera que puedan sentir: con palabras, con acciones, con el tiempo compartido. ¿Cuánto nos costará? Casi nada, pero la alegría que les traerá es inconmensurable.

Y más allá de nuestras madres, hay innumerables personas que necesitan nuestro amor: amigos que luchan en silencio, vecinos que llevan cargas pesadas, desconocidos que anhelan una palabra amable. Puede que nunca la digan, pero esperan que alguien los vea, los cuide, los ame sin pedir nada a cambio.

La verdad es que la vida nunca se mide por la riqueza que acumulamos ni por las posesiones que poseemos. Se mide por los actos desinteresados de amor, bondad y misericordia que ofrecemos a los demás.

¿Amas como María ama? ¿Te esfuerzas por llevar la presencia de Cristo a la vida de los demás? ¿Permites que Dios te use como instrumento de su ágape, el amor que da sin esperar nada a cambio?

Que la Santísima Madre nos guíe hacia su Hijo, que es el Amor mismo. Y que nuestros corazones aprendan la alegría de amar sin medida, porque al entregarnos, descubrimos la plenitud de la vida.

LITURGIA 14 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Rojo 19ª Semana del Tiempo Ordinario Lectura del Santo Evangelio ...
13/08/2025

LITURGIA 14 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Rojo
19ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Mateo 18,21-35.19,1.
Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".
Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".
El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.
Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'.
E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

Se cuenta la historia de un esposo infiel que finalmente fue descubierto por su esposa. El esposo se dio cuenta de su error y pidió perdón con humildad. Tras días de oración y profunda contemplación, la esposa finalmente halló en su corazón la fuerza para perdonar a su esposo infiel.

En el Evangelio, Jesús nos habla de la belleza y la profundidad del verdadero perdón. Su perdón no es parcial, vacilante ni teñido de resentimiento; es un perdón completo e incondicional.

Es un perdón sin rastro de amargura ni odio, un perdón que puede borrar incluso las manchas más oscuras de nuestro pasado y cubrirlas con los brillantes y tiernos colores de la esperanza, la sanación y los nuevos comienzos.

Pero en momentos de reflexión sincera, podríamos preguntarnos: ¿Puedo realmente perdonar como Jesús perdona? Muchos diríamos instintivamente: "No puedo". ¿Por qué? Porque pensamos: "Soy solo un ser humano y Jesús es Dios. Soy finito y Él es infinito". Sin embargo, si este es nuestro razonamiento, debemos recordar esta verdad: Jesús no solo nos perdonó, sino que también ofreció su propia vida por nosotros. En la cruz, perdonó a quienes lo traicionaron, lo negaron y lo crucificaron. Su misericordia es inconmensurable, y su ejemplo no solo nos inspira, sino que nos transforma.

¿Quién es tu modelo a seguir en cuanto al perdón? ¿Jesús, cuyo amor no tiene límites, o el siervo implacable del Evangelio, que no pudo transmitir la misericordia que había recibido?

El perdón no es debilidad, es el poder de Dios obrando en el corazón humano. Cuando elegimos perdonar, elegimos dejar que la gracia de Dios fluya a través de nosotros. Y al hacerlo, no solo liberamos a otros, sino también a nosotros mismos.

13/08/2025
LITURGIA 13 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde 19ª Semana del Tiempo Ordinario Homilia del Papa Francisco ...
12/08/2025

LITURGIA 13 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
19ª Semana del Tiempo Ordinario
Homilia del Papa Francisco

Lectura del Santo Evangelio según Mateo 18,15-20.
Jesús dijo a sus discipulos:
Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos.
Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá.
Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

Se cuenta la historia de una madre que siempre le gritaba a su hija cada vez que esta cometía un error. Así se comportó hasta que su hija creció; con el tiempo, la niña aprendió a responder. Así, cada vez que la madre le gritaba, ella también le gritaba para corresponder el insulto. Con el tiempo, cuando la hija maduró, se volvió distante y distante con su madre.

¿Cuál es la importancia de hablar a solas con alguien que te ha ofendido o que tiene una culpa? Demuestra tu sinceridad para ayudar a la persona a crecer y recuperarse. Envía el mensaje de que deseas abordar el asunto con amor, resolver el problema sin pretensiones y evitar herir más a nadie. Al hacerlo, comunicas que deseas construir puentes de comprensión en lugar de muros de separación.

Sin embargo, muchos cometemos el error de corregir a alguien frente a una multitud. En lugar de acercar a la persona a la corrección, la sanación y la reconciliación, esa reprimenda pública a menudo la aleja aún más. Inflige heridas emocionales más profundas que pueden dejar cicatrices de por vida. Las palabras dichas en público con ira pueden resonar en el corazón de una persona mucho más tiempo del que imaginamos.

Jesús nos enseña el delicado arte de la corrección en privado. Nos llama a acercarnos a los demás con humildad y amabilidad, especialmente cuando se han descarriado. Pero a menudo, nuestro orgullo supera nuestra compasión y permitimos que la arrogancia guíe nuestras acciones en lugar del amor. Debemos preguntarnos: ¿De qué sirve el poder si solo divide y hiere? ¿De qué sirve corregir a alguien en público si siembra resentimiento y odio que luego podrían dar frutos amargos?

El camino de Jesús para resolver conflictos siempre se caracteriza por la diplomacia, la corrección fraternal y la amabilidad; nunca por la arrogancia ni por arrogancia para demostrar nuestra influencia. Nos invita a seguir su ejemplo, a hablar con verdad con amor y a buscar la reconciliación en lugar de la autojustificación.

¿Cómo ejerces tu poder y autoridad? ¿Los usas para edificar a otros o para derribarlos? Que todos elijamos el camino de Cristo: restaurar con amor, sanar con dulzura y guiar con humildad.

LITURGIA 12 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Verde 19ª Semana del Tiempo Ordinario Lectura del Santo Evangelio...
11/08/2025

LITURGIA 12 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Verde
19ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Mateo 18,1-5.10.12-14.
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?".
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos
y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.
El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial."
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños."
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

Muchos de nosotros, si no todos, valoramos mucho el reconocimiento. Nos sentimos naturalmente bien cuando otros notan nuestros esfuerzos, aprecian nuestro trabajo duro y nos elogian por lo que hacemos. Asentimos en silencio en señal de aprobación, y en el fondo, hay una silenciosa sensación de satisfacción. El reconocimiento en sí mismo no es malo, pero si se convierte en nuestra principal motivación, corremos el riesgo de perdernos algo mucho mayor.

En el Evangelio de hoy, los discípulos se acercaron a Jesús con una pregunta: "¿Quién es el mayor en el Reino de los Cielos?". En respuesta, Jesús llamó a un niño pequeño para que se pusiera entre ellos y le dijo: "Si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos". Fue un gesto sencillo pero poderoso: una lección de humildad.

Quizás en ese momento, Jesús se preguntaba en silencio: ¿Me siguen porque buscan la grandeza en mi Reino? ¿Me siguen por el aplauso y el reconocimiento de los demás? ¿Entienden que seguirme significa dejarse llevar por uno mismo, dejar de lado las ambiciones personales y abrazar la humildad? ¿Se dan cuenta de que la esencia misma del discipulado no es la autoexaltación, sino el despojamiento?

Nosotros también somos a menudo como los discípulos. Podemos trabajar arduamente por la Iglesia o servir a nuestros semejantes, pero en lo más profundo de nuestro corazón, podemos anhelar afirmación, aplausos o elogios. Pero Dios no nos creó para perseguir títulos, honor ni reconocimiento humano. Nos creó para reflejar su corazón: un corazón manso y humilde.

Por lo tanto, en todo lo que hagamos, resistamos la tentación de buscar la grandeza para nosotros mismos. En cambio, cumplamos con fidelidad y humildad lo que se nos pide, sabiendo que esto es lo que Jesús desea. El reconocimiento, el honor y la recompensa llegarán en el tiempo perfecto de Dios, no como la meta que anhelamos, sino como una gracia que recibimos cuando nuestro corazón está puesto solo en glorificarlo.

Cuando servimos con humildad, encontramos la verdadera alegría del discipulado. Y en el Reino de Dios, no son los orgullosos, sino los humildes, los verdaderamente grandes.

LITURGIA 11 de Agosto del 2025Ciclo C- Año par - Color Blanco 19ª Semana del Tiempo Ordinario Lectura del Santo Evangeli...
10/08/2025

LITURGIA 11 de Agosto del 2025
Ciclo C- Año par - Color Blanco
19ª Semana del Tiempo Ordinario

Lectura del Santo Evangelio según Mateo 17,22-27.
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:
lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.
Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?".
"Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".
Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos.
Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".
Palabra del Señor.

Reflexión

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos!

¿Das generosamente a tu iglesia?

En el Evangelio de hoy, escuchamos sobre el pago del impuesto del templo. Aunque Jesús y sus discípulos estaban exentos de pagarlo, nuestro Señor le indicó a Pedro que fuera a pagarlo. ¿Por qué? Porque Jesús quería dar ejemplo: contribuir voluntariamente al mantenimiento de la casa de Dios y a la obra que se realiza en su nombre.

Este simple pero profundo acto de generosidad nos invita a reflexionar en nuestro interior y preguntarnos: ¿Cuán generoso soy con mi iglesia? ¿Doy con el corazón abierto durante el ofertorio, no por obligación, sino por amor a Dios y a su pueblo?

Nuestras ofrendas no se limitan al mantenimiento de los edificios e instalaciones de la iglesia. También se trata de apoyar a los ministros y trabajadores que sirven a la comunidad y de ayudar a los pobres, los enfermos y los olvidados.

Quizás no siempre lo veamos, pero la iglesia cuida discreta y fielmente de los necesitados, a menudo sin hacer ningún anuncio público. Este servicio invisible se sustenta con las ofrendas que presentamos al Señor.

Cuando damos generosamente, no perdemos nada; de hecho, sembramos semillas que nos serán devueltas multiplicadas por cien. Las bendiciones que recibimos no siempre son económicas. Pueden venir en forma de paz y armonía familiar, buena salud, protección contra el mal y otras gracias que ningún dinero puede comprar.

Cada ofrenda que damos a Dios a través de su iglesia es una declaración de nuestra confianza en Él. Y nuestro Dios nunca se deja vencer en generosidad.

住所

Ashikaga-shi Tomoe-cho 2121
Tochigi-shi, Tochigi
326-0805

電話番号

0284-21-5355

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