
29/08/2025
Un estudio descubrió que los niños que viven en hogares con violencia muestran los mismos patrones de actividad cerebral que los soldados que han estado en guerra.
Utilizando escáneres de resonancia magnética funcional (fMRI), compararon los cerebros de 43 niños, 20 habían sido expuestos a violencia familiar y 23 vivían en entornos seguros. Cuando se les mostraron imágenes de rostros enojados, los niños maltratados mostraron una activación intensa en la amígdala y la ínsula anterior, regiones cerebrales encargadas de detectar amenazas y anticipar el dolor.
Lo impactante es que estos niños no tenían ningún diagnóstico psiquiátrico, es decir, por fuera parecían estar bien, pero por dentro, sus cerebros ya estaban en modo supervivencia. Estas mismas áreas se activan en soldados que han estado en combate, lo que sugiere que el cerebro de los niños se adapta a la violencia doméstica como si estuvieran en una zona de guerra.
El profesor Peter Fonagy concluyó que este hallazgo debería impulsar acciones urgentes para proteger a los niños de la violencia y sus efectos invisibles pero duraderos. No es solo un tema de salud mental. Es un llamado a cuidar lo más profundo: el desarrollo emocional y neurológico de quienes más dependen de nosotros.