
14/07/2025
Yo una vez me atreví a decir que la comida estaba fría… y casi me la trago con todo y vergüenza.
Tendría yo como unos 14 años… venía cansado, malgeniado porque me habían puesto a desyerbar una huerta.
Mi mamá me sirvió la comida como siempre, con su cariño, pero yo, de atrevido, le solté:
“¿Y esta sopa por qué tan fría?”
Justo en ese momento mi papá venía entrando del corral.
Me escuchó. Se me quedó mirando firme y me dijo sin alzar la voz:
“Fría tiene usted el alma, por hablarle así a la mujer que se esfuerza por usted todos los días.”
No me pegó, no gritó… pero ese plato me supo a tierra.
Desde ese día entendí algo que no se me olvida:
una madre no se juzga por nada en esta vida… a una madre se le honra todos los días por su sacrificio.