07/07/2025
REPRESENTANTES QUE AVERGUENZAN A DIOS
Antes de ser entes espirituales, creyentes y practicantes de la Torá, debemos ser personas en todo el sentido de la palabra, tal como lo aclaran nuestros Sabios en el Midrash de B' Eliyahu Rabá (Cap.1): Dérej éretz kadmá laTorá,
“La educación y la formación de uno deben anteponerse al estudio y la práctica de la Torá”. Esto se ve en la forma en que está estructurada la Torá, la cual, a pesar de ser un libro de leyes y, aparentemente, siendo ése su principal objetivo,
empieza con historias carentes de leyes que se extienden en
un tomo y medio de los cinco que la componen: las narraciones sobre Adam y Javá, Nóaj, las matriarcas y los patriarcas, Yosef y sus hermanos, Moshé y Aharón, etcétera.
Cabe preguntar: ¿por qué la Torá no comienza directamente con lo permitido y lo prohibido, al estilo de libros de leyes como el Shulján Aruj, o los códigos de leyes de cada nación? ¿Acaso éstos comienzan con la historia del propio legislador, o de dónde proviene su abuelo? No, son simplemente las leyes y, por separado, se escribe otro libro de su biografía. ¿Por qué en nuestra Torá no es así?
La respuesta se halla justamente en las palabras del Midrash arriba mencionadas: Dérej éretz kadmá laTorá, tu educación es lo fundamental, y para ello se escribieron todas esas narraciones, en las que cada personaje te da ejemplo
de valores, consejos y conceptos para tu formación. Y por
ello encontrarás en cada parashá un personaje positivo y
uno negativo, para que aprendas como quién debes ser y como quién no.
Si, por el contrario, primero nos convertimos en personas espirituales y representantes de D-os, pero no hemos dominado ni controlado nuestra parte animal, cada
vez que ésta se desate y se salga de control, lo único que estaríamos haciendo es avergonzar a D-os y a su Torá, cometiendo uno de los más graves pecados, conocido
como jilul Hashem (profanación del Nombre de D-os).
-Rab Amram Anidjar.