20/05/2021
Hoy me senté a platicar con mi ego. Me costo mucho trabajo que se sentara a mi lado y pudiera conversar con él. Es muy orgulloso y no quería regalarme su tiempo, el simplemente quería seguir viviendo y no tenía la paciencia para detenerse a conversar conmigo. Cuando accedió, empecé a recordarle cuando lo conocí y él me respondió que me equivoqué en el día y la hora cuando nos conocimos. Me dijo que ese momento sólo él lo recuerda y que sabía que era inevitable conocernos, después le pregunte que como estaba seguro de ello y me respondió; Porque tengo la razón. De su respuesta continúe nuestra charla. - ¿La razón? ¿Cómo sabes que tienes la razón? -. Porque soy tu ego y me has permitido tener siempre la razón. Entonces lo voltee a ver y el sonrió, después me pregunto -. ¿O me equivoco? -. Le respondí: La verdad no sé qué responderte y él se río y me respondió. - Es muy simple, tengo la razón porque no has aprendido a sentir, todo me lo has dejado a mí y yo te he ayudado a no derrumbarte, te he defendido del dolor y te he brindado comprensión cuando te digo lo que quieres escuchar. Te he servido para alcanzar tus deseos, tus metas y todo aquello que has buscado y a un bajo costo que es la soberbia -. Cuando terminó sólo se me quedo viendo y me volvió a preguntar - ¿O me equivoco? -. Yo sólo lo miré y le respondí -. Has dicho bajo costo y creo que te has equivocado, el costo ha sido muy alto porque no me he permitido sentir el dolor y esto me ha afectado a mí y a otras personas. La vida se ha vuelto una incertidumbre desde que te tengo a mi lado, tal vez es necesario que tenga miedo, que me derrumbe y me permita levantarme porque tengo la capacidad para hacerlo, no es que sea débil, es que te he permitido tener el poder-. Él me volteó a ver consternado y a medida que alzaba la voz, me dijo - ¿Qué no es esto, lo que habías deseado? Tener seguridad, tener poder, cumplir tus deseos, cubrir tus carencias con mi ayuda -. Entonces lo volteé a ver y le dije – Tienes razón, en mi deseo es lo que imaginaba y deseaba, pero me olvide de mis sentimientos, de lo que en verdad sentía con aquellos momentos que no he valorado por creer que necesito cubrir mis carencias. He tenido carencias y tienes toda la razón, pero también esas carencias se han ido cubriendo, pero a un costo grande, porque me has alejado de las personas que quería, me has alejado de las personas que me escuchaban, de las personas que deseaban que yo las escuchara -. Entonces el se volteó, me dio la espalda y se río - ¿Me has alejado? Yo no te he alejado, tú eres quién se ha alejado y ha venido conmigo, quedándote conmigo hasta el momento en que tú lo has deseado -. Le pedí que se volteará y le respondí – Tienes razón, he sido yo quién lo ha decidido y tu me has dado la razón, no has sido tú quién me ha dañado, he sido yo por haberte escuchado, no siempre debo de tener la razón, es necesario tener incertidumbre y sentir miedo, es algo que debe pasar, debo dejarme derrumbar para poder experimentar ese sentimiento – Eufórico “el ego” me respondió. - ¿Y entonces porque estás aquí conmigo? ¿Quieres sacarme de tu vida? Pues lo siento no podrás -. De manera tranquila le respondí. – Estoy aquí contigo porque se que seguirás en mi vida y estoy consciente de ello, sólo que ya no tendrás el poder que te había dado. He decidido que quiero experimentar emociones de las que me has ayudado a protegerme, pero es necesario conocerlas porque quiero tratar con el miedo de la misma forma que lo he hecho contigo. Tengo que hacerlo mi amigo porque también el debe de estar en mi vida y junto con las otras emociones deben de convivir conmigo, te agradezco todo lo que me has dado, el tiempo que me has dedicado y como te has entregado para protegerme, pero, ya no es necesario que me protejas, hoy es justo que las batallas las libre yo por mi cuenta y pueda ganar fortaleza de cada batalla, cada lágrima, cada cicatriz, cada secuela que obtenga de mis batallas, serán también una huella que sanará y tú estarás allí, ya no protegiéndome del daño, estarás allí viendo como sana ese daño. No te quiero sacar de mi vida, sólo quiero que aprecies mi vida y podamos reírnos de lo que pasa y no estar alerta de lo que nos rodea. No es malo el daño, lo malo es no sanar el daño, eso hoy lo he aprendido y te lo he compartido porque te aprecio y quiero que tú lo sepas -. Entonces “el ego” realizo una inhalación profunda y después de pasar unos segundos en silencio me dijo. – No he entendido porque hasta ahorita has reaccionado así, después de tantos años que nos conocemos, pero esta bien, sabes que estoy a tu lado porque quiero lo mejor para ti y si eso has decidido, eso es lo que harás, pero si te arrepientes también puedo volver a hacer lo que hasta hoy he hecho-. Entonces nos volteamos a ver los dos y con un simple gesto agachamos la cabeza al mismo tiempo, allí ya habíamos logrado aliarnos. Así volvíamos a ser amigos como desde un inicio.