28/03/2025
Dice ifa una pequeña reflexión. ¿TAMBOREROS? QUIZÁS... Cuando el tamborero de hoy en día (ósea, el Omó’Aláña) entienda que los golpes que le dan al tambor batá no debe ser golpes, sino transmitir un lenguaje espiritual. Y aprenda que sus manos sobre el batá es una conversación que se convierte en un vehículo para la transmisión y la manifestación de los Òríshas en la tierra, y entonces “quizás” bajarán Orishas con más energía auténtica. La magia no está en la velocidad agitada ni en sonidos “ricos” ni “sabrosos”, entonces se podrá llamar tamborero. Dejen de verse como rivales y más como hermanos, hijos de otros hermanos, y dejen de llegar a los eventos religiosos con la contaminación mental de “a ver quién es este”, y se den la oportunidad de decir “a ver qué se puede aprender hoy. La magia de Añá no está en el que más corre, ni en el que más palmadas da, ni en el que mejor sabe competir, a nivel mundial, aprenda a no mirar el ser Omó’Aláña como una moda. Y deje de tratar Añá como si fuese rumba, guaracha, y guaguancó, dejen de mirar y tratar a los pocos (muy pocos) viejos que quedan con conocimiento sobre la magia de Añá, con ojos de desinterés, y dejen de menospreciarlos como si ustedes jamás se fueran a poner viejos, entonces honrarán al Espíritu de Añá y mire y sienta cada palmada del tambor como un símbolo de salvación, tributo, homenaje, salvación, y acción de gracia, y Cuando el dueño de Añá de hoy en día se atreva a decirle a la mujer con respeto: “por favor, no se me ponga brava, pero con esa mini falda, faldas transparentes, pantalones, no se me puede tirar ni saludar al tambor”, sin miedo a perder el àshedí (el dinero), entonces honrarán Añá y deje de sentarse en Añá y mirar la escena como un lugar en donde conquistar la última mujer del momento, y deje de tratar Añá con la misma irrespetuosa forma con la cual él trata su cuerpo, y entonces el espíritu de Añá, regresará a nosotros los Òmoríshas. Cuando el mejor propósito de los tamboreros de hoy en día a nivel mundial, sea, el honrar a los ancestros del ayer que arduamente forjaron el legado que intentaron dejar, y que tristemente decenas hoy pisan y desvalorizan con sus acciones, entonces, sólo entonces aquellos grandes ilustres del ayer, regocijan en el cielo, y Añá volverá hablar.