29/06/2025
El servicio supremo que el hombre puede prestar al hombre en evolución es responderle,
dinámicamente, a la gran pregunta, hasta ahora sin respuesta, relativa a la Única fuerza universal
que el hombre llama Dios, Mente o con otros nombres.
Durante mucho tiempo el hombre ha esperado impacientemente el conocimiento que rasgaría el
velo del universo invisible que se encuentra más allá de su percepción y lo pondría dentro del
alcance tanto de su percepción como de su comprensión exacta.
La prueba matemática y mensurable de la existencia de una sola Mente, Una fuerza y Una sustancia
daría al hombre control absoluto sobre la materia, el poder de crear, tal como Dios crea, y dentro
de las mismas limitaciones.
El hombre es omnipotente cuando conoce su omnipotencia. Hasta ese día él no es más que un
hombre.
Voltaire dijo que el hombre nunca podría comprender a Dios porque el hombre debe ser Dios para
comprenderlo.
El hombre es Dios y por lo tanto Dios está dentro de la comprensión del hombre.
El hombre es Mente. El hombre es materia. Mente y materia son Uno. Dios es Mente.
Éste es un universo de la Mente, un universo finito, limitado en cuanto a la causa y al efecto de la
causa. Un universo de limitaciones no puede ser infinito. No existe un universo infinito.
Un universo finito, en el que los efectos de la causa son limitados, también debe estar limitado en
cuanto a la causa; entonces, cuando se conoce esa causa mensurable, el hombre puede comprender
y medir todos los efectos.
Los efectos de la causa son complejos y desconciertan al hombre, pero la causa en sí es simple.
El universo es una multiplicidad de efectos cambiantes de una sola causa inmutable.
Todas las cosas son universales. Nada es lo que no es universal. Nada está sólo en sí mismo. El
Hombre, la Mente y todas las cosas creadoras son universales. Ningún hombre puede decir: "Yo sólo
soy yo".
Sólo hay un universo, una mente, una fuerza, una sustancia.
Walter Russell