12/12/2016
Pasa el otoño con sus colores cambiantes, y se hacen presentes los días nublados, grises, la temperatura desciende y de nuestros armarios los suéteres, bufandas y chamarras retornan a la vida con la estación que se avecina. Conforme se acerca el invierno las noches se alargan y las horas con luz solar disminuyen. Si nuestro trabajo requiere salir temprano y regresar al anochecer permaneciendo en un lugar cerrado la mayor parte del día, es probable que el tiempo que disfrutamos de luz natural sea realmente poco.
No todos respondemos igual a los cambios estacionales. Para algunos la llegada del invierno está acompañada por sentimientos de tristeza, melancolía y recogimiento. No obstante ser temporada de festividades y celebraciones, hay quien prefiere mantenerse al margen y aislarse. La ansiedad en algunos aumenta así como el ceder al impulso por los antojos dulces. Se percibe una baja de energía, cuesta trabajo despegarse de la cama por la mañana y baja el rendimiento en el trabajo al dificultarse la concentración. También la libido se ve disminuida, cambia el estado de ánimo de la persona mostrándose irritable o aburrida y se presentan problemas con el sueño. Todo esto en conjunto constituye una verdadera crisis para quien la padece.
Reacciones como las descritas caracterizan al Trastorno Afectivo Estacional (SAD, por sus siglas en inglés). Se presenta con el cambio de estación de otoño a invierno. Quienes lo padecen normalmente tienen una vida normal durante la primavera y el verano. Aunque reconocido oficialmente por la comunidad médica desde mediados de los 80’s, ha acompañado a la humanidad en su historia y ha sido motivo de inspiración de personas sensibles como los pintores, poetas y escritores, etc. Se le describe como un tipo especial de depresión y aunque no hay una causa universalmente aceptada y concluyente, la investigación moderna ha encontrado asociación de este estado con alteraciones en los niveles de la hormona melatonina. Asimismo hay cambios en los neurotransmisores serotonina, dopamina y norepinefrina. Las personas con SAD muestran niveles bajos de serotonina lo que podría explicar el deseo por ingerir carbohidratos, ya que esto los eleva. También la dopamina suele encontrase disminuida lo que se asocia con el letargo y el cansancio.
A diferencia de la depresión clínica clásica, el SAD desaparece entre marzo y abril con la llegada de la primavera y sus días soleados y radiantes. Y el periodo más crítico ocurre entre los meses de diciembre y febrero.
Resulta interesante el hecho de que la melatonina, una hormona cuya secreción ocurre en la glándula pineal y es detonada con la oscuridad de la noche da la señal al cuerpo para dormir. De manera natural todos producimos más melatonina durante el invierno por lo que éste no es el único factor en juego en el SAD. Más aún, algunas terapias convencionales utilizan la administración de melatonina bajo prescripción médica para mejorar los síntomas ayudando a regular el reloj biológico que se encuentra fuera de sincronía en personas con SAD.
La compulsión por los antojos en especial de alto contenido en carbohidratos y el aumento de peso como consecuencia es frecuente en personas con SAD.
Aunque pareciera ser algo trivial, debe considerarse con atención este trastorno ya que no solo afecta el rendimiento del individuo y modifica su comportamiento social. En casos severos puede ponerse en riesgo la salud al verse afectado el sistema de defensas cuando el nivel constante de estrés que sufre el cuerpo es alto, llegando en casos extremos a presentarse pensamientos suicidas.
Los tratamientos convencionales consisten ya sea en fototerapia con lámpara especial de alto poder lumínico, uso de antidepresivos y terapia cognitiva conductual principalmente.
Los aceites esenciales pueden ayudar a superar el SAD por las propiedades ansiolíticas, estimulantes, relajantes y equilibradoras del estado emocional que tienen varios de ellos y que han sido objeto de investigación científica. Actuando directamente por inhalación en el sistema límbico vía el bulbo olfatorio, influencian positivamente esta área del cerebro responsable de controlar las emociones y los ritmos circadianos de nuestro cuerpo, así como estimulando la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina regulando el estado anímico. Cuidadosamente seleccionados de acuerdo al estado que se presente podemos obtener buenos resultados sin efectos secundarios indeseados.
Los aceites esenciales de los cítricos son excelentes para reanimar, energizar y activar. Han sido estudiados sus efectos biológicos como antidepresivos y vigorizantes tanto en animales como en humanos. En especial podemos usar: bergamota, naranja dulce, limón y toronja. Otros también útiles: romero, menta, cedro atlas, eucalipto, cardamomo, albahaca, litsea may chang, jengibre, pimienta negra y yerbabuena.
Si requerimos dar soporte emocional cuando hay decaimiento, tristeza y melancolía podemos recurrir a los aceites florales como el jazmín, geranio, neroli, ylang ylang y la rosa. También muy provechosos son el patchouli y el incienso. Hay que tener siempre en consideración el gusto de la persona que los usará para lograr óptimos resultados.
Para mejorar la calidad del sueño los siguientes aceites ayudarán a un descanso reparador: lavanda, mejorana, manzanilla romana, salvia esclarea, sándalo, bergamota e ylang ylang.
Solos o en mezclas equilibradas aromáticamente con 3 a 4 gotas es suficiente para utilizar en difusor por períodos de 30 a 60 minutos, dejando una pausa de igual tiempo y repetir la aplicación evitando de esta manera saturar el sentido olfativo.
Te proponemos algunas sugerencias de mezclas para difusión (número de gotas entre paréntesis):
Energizante, reanimante:
Limón (2), Bergamota (1), Naranja (1)
Cardamomo (2), Limón (2)
Litsea may chang (2), Bergamota (2)
Begamota (1), Menta (1), Romero (1)
Toronja (3), Albahaca (1)
Jengibre (2), Cardamomo (1)
Apoyo emocional:
Ylang ylang (1), Patchouli (1)
Incienso (3), Geranio (1)
Sueño tranquilo:
Lavanda (2), Mejorana (2)
Salvia esclarea (2), Bergamota (1), Sándalo (1)
Ylang ylang (1), Geranio (1), Neroli (1)
Manzanilla (1), Bergamota (2), Salvia esclarea (1)
El trastorno Afectivo Estacional cobra importancia en una sociedad industrializada dónde cada vez más personas se desenvuelven alejados de espacios abiertos y muchas veces en actividades sedentarias. Este padecimiento puede afectar seriamente la calidad de vida de quienes lo padecen en los meses invernales y un enfoque preventivo basado en ejercicio físico al aire libre y sobre todo un enfoque positivo de la vida (pensamiento positivo) es muy favorable para disfrutar no solo el invierno sino todas las estaciones del año.
Para profundizar en el tema:
Rosenthal N, Winter Blues Everything You Need to Know to Beat Seasonal Affective Disorder, New York, The Guilford Press, 2006
Smith L, Elliot Ch, Seasonal Affective Disorder For Dummies, USA, Wiley, 2007
www.patient.info/health/seasonal-affective-disorder-leaflet
Carvalho-Freitas M, Costa M, Anxiolytic and Sedative Effects of Extracts and Essential Oil from Citrus aurantium L. Biol. Pharm. Bull. 25(12) 1629—1633 (2002)
Pimenta F, Correia N, Albuquerque K, De Sousa D, Da Rosa M, Pimenta M, Diniz M, De Almeida R, Naturally occurring anxiolytic substances from aromatic plants of genus citrus. J. Med. Plants Res. 6(3) 342-347 (2012)
Haze S, Sakai K, Gozu Y, Effects of Fragrance Inhalation on Sympathetic Activity in Normal Adults. Jpn. J. Pharmacol. 90, 247 – 253 (2002)