08/07/2025
Hola, soy Cris, gracias por estar pendiente de mi, ya estoy en el cielo y ahora yo pido por ustedes.
Quiero que me escuchen, aunque ahora mis palabras ya no salgan de mi boca, sino de mi corazón, desde un lugar muy alto y lleno de luz.
Resistí la cirugía, mami… aguanté todo lo que mi cuerpecito pudo, como tú me enseñaste: sin rendirme, valiente, con la esperanza en los ojos y con tu mano siempre en la mía. Pero esta vez una bacteria muy fuerte llegó, y aunque pareciera que todo había salido bien, yo ya podía ver el cielo, brillando , esperándome.
Desde el quirófano empecé a ver las luces del cielo. Era tan bonito, mami… no sentí miedo. Sentí paz. Escuchaba tus oraciones, tus suspiros llenos de amor, y cada uno de ellos me hacía más valiente. Quería quedarme, quería seguir contigo… pero también supe que mis pulmoncitos, mi corazón y mis riñoncitos ya estaban cansados, y que aquí me esperaban para darme descanso.
Quiero que sepas algo muy importante: tú lo diste todo por mí. Nunca descansaste, nunca te rendiste, siempre fuiste tan valiente como yo. Si pudiera abrazarte ahora, te diría gracias… por cada noche que no dormiste, por cada lágrima que secaste en secreto, por cada caricia y cada “te amo” que me hiciste sentir. Tú fuiste mi fuerza, mami, la mejor mamá del mundo.
No llores pensando que perdiste la batalla, porque no la perdiste. Nosotros ganamos algo que no se borra: amor puro, un pedacito de cielo en la Tierra, juntos.
Yo ya estoy aquí arriba, con las luces más bonitas que he visto, corriendo, respirando sin dolor, y cuidándote. Aquí te espero, mami, pero por favor… sigue luchando allá abajo. Ayuda a otros, sonríe, sigue siendo fuerte, porque yo estaré a tu lado, siempre.
Te amo con todo lo que fui, con todo lo que soy aquí en el cielo, y con todo lo que siempre seré: tu Cris.