20/06/2025
Fragmento de una entrevista a Contardo Calligaris:
“¿Por qué todo el mundo cree que la duración de una relación sería un valor? Conozco parejas que estuvieron años juntas y fueron pésimas desde el principio hasta el final… y otras que duraron una semana y fueron grandiosas. Relaciones que tocaron profundamente la vida de quienes se animaron a vivirlas.
¿Será que la duración es lo primero que deberíamos pedirle a una relación? Yo creo que la primera cosa es que valga la pena. Que me transforme. Que me toque. Durar no debería ser el propósito de una pareja. Si el propósito es durar, vas a vivir solo de concesiones para que eso dure… lo que es pésimo.”
A veces, no hay amor, sino un ideal que tapa la falta: el ideal de la familia perfecta, el de la mujer perfecta, el del hombre exitoso, el ideal de ser el que puede con todo y a quien nada le sale mal. Se huye de la angustia pero a costa de renunciar al propio deseo.
Contardo sostiene que lo que mantiene a una pareja unida es el hecho de que cada uno pueda ser un “incentivo para el deseo del otro y no una excusa para el otro desistir de las cosas que son cruciales en la vida de él y de ella”.
Y da el siguiente ejemplo: “Si puedo decir cualquier cosa, y mi marido me anima mucho a hacerlo, la relación tiene sentido. La relación no es una excusa para renunciar a nuestro deseo. Debería ser lo contrario, debería ser aquello que potencie el deseo de cada uno. Ese es el primer punto crucial para que una pareja valga la pena: que el otro me ayude a desear más”.
Amar implica renunciar a algo, sí, pero no a todo. Cuando no hay lugar para nuestro propio deseo, aparece la culpa y el sufrimiento.
Desde esta perspectiva, una pareja que vale la pena es la que potencia el deseo de ambos. Y poder sostener el deseo, es poder sostener el amor. Porque justamente ahí donde se apaga el deseo, también corre riesgo de apagarse el amor.
Fragmento de una entrevista a Contardo Calligaris:
“¿Por qué todo el mundo cree que la duración de una relación sería un valor? Conozco parejas que estuvieron años juntas y fueron pésimas desde el principio hasta el final… y otras que duraron una semana y fueron grandiosas. Relaciones que tocaron profundamente la vida de quienes se animaron a vivirlas.
¿Será que la duración es lo primero que deberíamos pedirle a una relación? Yo creo que la primera cosa es que valga la pena. Que me transforme. Que me toque. Durar no debería ser el propósito de una pareja. Si el propósito es durar, vas a vivir solo de concesiones para que eso dure… lo que es pésimo.”
A veces, no hay amor, sino un ideal que tapa la falta: el ideal de la familia perfecta, el de la mujer perfecta, el del hombre exitoso, el ideal de ser el que puede con todo y a quien nada le sale mal. Se huye de la angustia pero a costa de renunciar al propio deseo.
Contardo sostiene que lo que mantiene a una pareja unida es el hecho de que cada uno pueda ser un “incentivo para el deseo del otro y no una excusa para el otro desistir de las cosas que son cruciales en la vida de él y de ella”.
Y da el siguiente ejemplo: “Si puedo decir cualquier cosa, y mi marido me anima mucho a hacerlo, la relación tiene sentido. La relación no es una excusa para renunciar a nuestro deseo. Debería ser lo contrario, debería ser aquello que potencie el deseo de cada uno. Ese es el primer punto crucial para que una pareja valga la pena: que el otro me ayude a desear más”.
Amar implica renunciar a algo, sí, pero no a todo. Cuando no hay lugar para nuestro propio deseo, aparece la culpa y el sufrimiento.
Desde esta perspectiva, una pareja que vale la pena es la que potencia el deseo de ambos. Y poder sostener el deseo, es poder sostener el amor. Porque justamente ahí donde se apaga el deseo, también corre riesgo de apagarse el amor.
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📚 Contardo Calligaris al periódico brasilero Zero Hora
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Art 1: