04/06/2025
En un pueblito mexicano vivía un viejito solitario y algo gruñón. No hablaba con casi nadie y le gustaba estar en paz. Todas las tardes, un grupo de niños del barrio se juntaban a jugar justo frente a su casa. Hacían un escándalo tremendo, y al señor Don Joaquín ya lo traían al borde del colapso.
Un día no aguantó más y salió a decirles:
- Chamacos, si vienen mañana a jugar aquí como siempre, les voy a dar un peso a cada uno.
Los niños se miraron sorprendidos, pero al día siguiente regresaron con más entusiasmo que nunca. Gritaban, corrían, reían... Y Don Joaquín, como prometió, les dio su peso.
- Mañana también hay pago -les dijo con una sonrisa cansada.
Al día siguiente volvieron, pero esta vez Don Joaquín solo les dio 50 centavos.
- Lo siento, muchachos, ando corto de lana. Mañana solo podré darles 10 centavos, ¿va?
Y así fue. Al tercer día, después de jugar igual de fuerte,
Don Joaquín les dio los 10 centavitos y les dijo:
- Ya no tengo más dinero. ¿Vendrán mañana a jugar aunque no pueda pagarles?
Los niños se indignaron.
- ¿Cómo que sin pago? ¿Y gastar nuestra energía de a gratis? ¡No, pues qué flojera!
Y desde entonces, Don Joaquín disfrutó de una paz absoluta frente a su casa.
Moraleja:
Es fácil manipular a quien solo se mueve por dinero y no por una felicidad 😊
Autor: Charly Cruz