01/08/2025
¡OKACHI, OKACHINEPA!
¡OKACHI, OKACHINEPA! Una Enseñanza Viva de Resistencia y Esperanza 📜✨
Entre las palabras que se heredan de boca en boca, hay algunas que no se olvidan. Palabras que no solo se dicen, se sienten. “¡Okachi, Okachinepa!” es una de esas frases. No es solo un grito antiguo, es un recordatorio que nos sacude por dentro: aún no te detengas, puedes un poco más… sigue adelante.
La Voz del Abuelo, la Fuerza de la Raíz
Con su voz pausada y su mirada firme, el abuelo lo decía sin regañar, pero con peso. “¡Okachi, Okachinepa!”, murmuraba mientras miraba a sus nietos batallar con las cosas de la vida. No era reproche, era una forma de empujarlos con cariño. Una forma muy nuestra de decir: “sé que puedes más, y aquí estoy creyendo en ti”.
Una Filosofía que Nació en el Camino
Se cuenta que cuando los pueblos del Anáhuac dejaron Aztlán y enfrentaron todo tipo de pruebas, esta frase los sostenía. Significa: “¡Aún no, un poco más, más allá!” Era el aliento que se daban entre ellos cuando las piernas flaqueaban, cuando el hambre dolía, cuando parecía que no llegarían. No solo construyeron ciudades, cultivaron tierra o defendieron su cultura... también tejieron una filosofía de resistencia.
Y ese grito, el del pantli, no solo se lanzaba en la guerra, sino en la vida misma. Fue la chispa que los hizo levantarse después de perderlo todo, incluso su ciudad más sagrada.
Un Regalo para Hoy
Quizá de niños no entendemos del todo lo que nos dicen los abuelos. Pero un día, en medio del cansancio o del miedo, su voz regresa. Tal vez no literal, pero sí con su esencia: “¡Okachi, Okachinepa!”. Y de pronto, esa frase que parecía lejana, se vuelve un motor. Uno que te empuja a dar ese pasito más, aunque sea chiquito, aunque sea con el alma hecha trizas.
Más que Palabras: Un Abrazo del Pasado
Hoy más que nunca, esta enseñanza vuelve a tener sentido. Es para quienes sueñan y tropiezan. Para quienes sienten que ya dieron todo. Para quienes se cansaron, pero no quieren rendirse. Es una forma de abrazar nuestras raíces, de recordar que venimos de gente que resistió lo impensable… y siguió caminando.
Que No Se Olvide
Así que la próxima vez que la vida apriete, que sientas que ya no hay más por hacer, escucha dentro de ti el eco de ese grito antiguo. Escucha al abuelo, al guerrero, a la mujer sabia, al niño que soñó con ser algo más:
¡OKACHI, OKACHINEPA!
¡Todavía no! Solo un poco más. Siempre se puede ir más allá.
Una herencia del corazón que no se dice con la boca, se dice con el alma.