17/12/2024
La Leyenda de Chantico y el Fuego del Corazón
Cuentan los antiguos que Chantico, la diosa del fuego del hogar, tenía un espíritu ardiente como las llamas que cuidaba. Su tarea era recorrer los hogares de los hombres, asegurándose de que el fuego sagrado nunca se apagara. Este fuego no solo daba luz y calor, sino que era símbolo de vida y unión, conectando a las familias entre sí y a los hombres con los dioses.
En cierta ocasión, los dioses decidieron que habría un día especial para equilibrar las energías del cosmos. Durante ese tiempo, las llamas debían ser pequeñas, y los alimentos fuertes, como los chiles, debían descansar también, pues todo tenía su momento para brillar. Pero Chantico, cuya esencia era la pasión y el fuego, decidió encender una llama un poco más alta y disfrutar de un bocado de chiles, el alimento que más amaba. No lo hizo por desafío, sino por el amor que sentía hacia la vida y todo lo que el fuego representa: calor, sabor y fuerza.
El aroma de los chiles subió hasta los cielos, y Tonatiuh, el dios Sol, lo notó. Bajó a la tierra, no con enojo, sino con una intención de enseñanza.
—Chantico —le dijo con voz cálida, como un rayo de sol al amanecer—, tu fuego es poderoso y hermoso, pero recuerda que hasta el fuego necesita descansar. Cada llama tiene su momento y su propósito. Para que comprendas la conexión entre todas las cosas, vivirás un tiempo caminando junto a los hombres en una forma nueva, más cercana a ellos.
Con un gesto suave, Tonatiuh transformó a Chantico en un perro, un compañero fiel de los humanos. En esa forma, Chantico aprendió a acompañar a las familias en sus días y noches, siempre buscando el calor del fuego y compartiendo su presencia cálida.
Con el tiempo, Chantico entendió algo profundo: el equilibrio es lo que da fuerza al mundo. El fuego necesita tiempo para arder, y también para descansar, como el sol que se oculta cada noche solo para volver a brillar al día siguiente. Los dioses, viendo su comprensión, devolvieron a Chantico su forma divina. Pero incluso ahora, se dice que sigue cerca de los humanos, cuidando sus hogares.
Cuando un perro duerme junto al fuego, es Chantico quien está allí, velando por que el calor del hogar nunca se pierda. Nos recuerda que cada llama, cada ser y cada momento tiene su lugar en el gran tejido del universo.