20/04/2024
Cancún es y será siempre una ciudad única y peculiar. Nació en medio de una revolución del corazón donde urgía que surgiera una población sin la existencia de juicios y religión como única forma.
Cancún nace de la necesidad de experimentarnos de una manera más libre y sin tantos protocolos familiares.
Los que vivimos aquí venimos a aprender de las nuevas dinámicas familiares que estamos creando, venimos a mostrarle al mundo que es posible ser feliz, inmensamente feliz, de una manera genuina y original valiéndonos por nosotros mismos y lo más importante, encontrando la verdad en nosotros.
Esa verdad que retumba fuerte y nos marca el camino y que de haber sido de otra manera no la escuchariamos, porque estaríamos siguiendo "lo que dice mi papá que debo ser".
Los cancunenses venimos a mostrarle al mundo que las lealtades familiares pueden disoverse, especialmente las dañinas.
Mucho se ha hablado de la depresión y el aislamiento que sufren las personas al llegar, y del famoso "Cancún te adopta o te aborta" y es ahí el punto de inflexión. Cancún está aquí para ti, tú eres el que decide irse o quedarse.
Por esto los cancunenses siempre somos amables y tendemos la mano a todos, sabemos lo efímero pero poderoso que puede ser el abrazo de un desconocido en un momento vulnerable.
Crecemos y envejecemos con la certeza de que el hogar se lleva en el corazón.
Cancún es el padre que guardiana silencioso confiando en la verdad que yace en el libre albedrío de su hijo.
Cancún es el padre que provee abundante y amorosamente al hijo que se permite recibir.
La magia de los cancunenses es ser resilentes, es cambiar conforme se requiera, es vivir un día a la vez disfrutando. Y disfrutamos porque sabemos que la marea cambia que hay días buenos y malos, que todo pasa y que al final lo que damos y lo que nos llevamos, lo que perdura, son las experiencias.
Papá Ballena