02/10/2019
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Los padres son los únicos responsables de decidir los alimentos,suplementos, medicamentos, propuestas terapéuticas o educativas que les ofrecerán a sus hijos con CEA (condición del espectro autista).
Esta responsabilidad de elección conlleva una realidad que se debe tomar en cuenta: las consecuencias físicas o emocionales de algunas de estas intervenciones las sufrirán las personas que no las eligieron, qué tal vez ni siquiera pueden opinar o defenderse si se sienten vulnerados.
Comprendo y respeto el deseo de los padres por encontrar alternativas para sus hijos, sin embargo, he comprobado por años que algunos de ellos “en nombre del amor” llegan a probar diversas intervenciones (algunas caseras y otras sofisticadas) para TRATAR EL AUTISMO y créanme que algunas de estas pudieran formar parte de un guion irónico de una película de ciencia ficción o terror.
Pareciera que en la desesperación por encontrar “una cura para el autismo” se desvaneciera el sentido común.
¿Será que nos hace falta ponernos en los zapatos de ese niño, joven o adulto? y ... ¿si somos solidarios y
probamos los suplementos y medicamentos que les damos?, ¿compartimos sus licuados, limitaciones de dietas, aguas especiales, hierbas? y para rematar ¿quien se anima a administrarse los enemas sugeridos?, 10, 20, 50 o los necesarios para matar los parásitos intestinales (que seguro todos tenemos de alguna variedad).
¿Soportaríamos estar por horas con personas que nos den instrucciones y nos muestren las maravillas de este mundo en un idioma que no comprendemos?.
¿No sería frustrante que nos exigieran repetir o cumplir con actividades que nos resultaran difíciles de realizar debido a que tenemos dificultad para atribuir significados y formar conceptos?.
Y yo me pregunto... ¿falta de empatía?... ¿de quién?
Edna García Martínez.