19/09/2025
                                            Perder a alguien amado es uno de los procesos más movilizantes que atraviesa el ser humano. El duelo no es una patología, sino un proceso emocional profundo que se activa cuando el alma necesita adaptarse a una ausencia que marca un antes y un después.
◇ El duelo no es sólo por la muerte física. También existe el duelo por lo que no fue, por lo que no pudimos decir o vivir, por los vínculos inconclusos. Muchas veces, el dolor más profundo no viene del hecho objetivo de la pérdida, sino de los asuntos emocionales no resueltos con esa persona.
◇ Cuando no hay un cierre simbólico, el inconsciente queda atrapado en una especie de bucle, donde la mente racional sabe que la persona ya no está, pero el cuerpo emocional sigue esperando su regreso, una llamada, un gesto que nunca llega.
◇ El duelo se expresa en diferentes capas:
Tristeza profunda: necesidad de soltar.
Ira: por lo injusto o lo inesperado.
Culpa: por lo que se hizo o no se hizo.
Miedo: a la soledad, a no poder seguir, a perder a otros.
      de   trabajamos con la idea de que cada duelo reactiva duelos pasados: pérdidas infantiles, separaciones, abandonos. En especial, si hubo una muerte significativa en la infancia o un alejamiento abrupto de figuras importantes, el inconsciente reacciona con mayor intensidad.
✨ Sanar un duelo no es olvidar, sino resignificar.
Permitir que el vínculo evolucione hacia otro plano: el de la memoria viva, el amor sin apego, el agradecimiento por lo compartido
Muchas veces, el duelo también es una oportunidad para reconciliarnos con nuestra historia familiar, con los ciclos de vida y muerte, y con la impermanencia como parte del proceso de evolución